_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Terror solar

El buen tiempo inmutable será una maldición que acabará creando pánico

Manuel Vicent
Reportaje sobre cambio climático en La Manga del Mar Menor, Murcia.
Reportaje sobre cambio climático en La Manga del Mar Menor, Murcia. Carlos Rosillo

Una eterna primavera puede convertirse en una forma de terror. Si uno consulta en Internet la temperatura del valle de Josafat, donde se va a celebrar el Juicio Final, resulta que allí siempre brilla un sol radiante, de 27 grados, con ligera brisa y noches estrelladas, un clima ideal para acoger la ingente masa de una humanidad culpable. Esa gente feliz que a estas alturas del año, camino ya de la Navidad, llena las playas del Mediterráneo y chapotea con toda inocencia en el agua, no sabe que en cierto modo está viviendo un ensayo del Apocalipsis. Hasta ahora se nos ha hecho creer que el fin del mundo se producirá con una lluvia de fuego bajo un sonido de trompetas que los ángeles fieros tocarán para despertar a los muertos. Pero también podría suceder que este espectáculo escatológico en medio de las tinieblas fuera sustituido por un perenne cielo azul, producto de un anticiclón ferozmente anclado en las Azores, de forma que la caricia de un sol azucarado en la piel se convierta en un placer insoportable. La eterna primavera producirá la locura en las semillas y la gente sabrá que el fin del mundo está cerca cuando haya que segar el trigo en enero y se vuelvan carnívoras todas las flores de mayo. El buen tiempo inmutable será una maldición que acabará creando pánico, pero lejos de flagelarse como los penitentes en las procesiones medievales, la gente seguirá chapoteando en aguas del Mediterráneo y sobre esa convulsa masa carnal extendida en las playas, extenuada en la propia felicidad, se abrirá el Séptimo Sello y el veredicto fatal de la historia será emitido. El siniestro oficio de los antiguos profetas que se relamían anunciando toda suerte de calamidades en las postrimerías lo ejercerán ahora los hombres del tiempo y sus pronósticos de un Sol primaveral, deslumbrante e interminable serán nuestra condena.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_