Arde Galicia
Hace más de 50 años, al acabar una romería, mi abuelo tiró la colilla de su puro y, allí, el monte empezó a arder. Desde 1950 la Administración siempre fue partidaria de inundar Galicia con árboles foráneos: pinos en 1950-1980 y eucaliptos después. Ignoraron que son árboles muy inflamables. Fomentaron la extinción de la ganadería extensiva. También de los caballos salvajes, mediante un decreto en 2012, sabiendo que cada ejemplar come unas dos toneladas anuales del inflamable tojo. Al irse la gente del pueblo a la ciudad, sus fincas y montes se convirtieron en auténticos polvorines. Incendiarios e imprudentes son culpables, sin duda; pero no son los únicos.— Santiago Bas López. Pontevedra.
Galicia se ha quemado. ¿Alguna vez veremos recuperado todo lo que se ha perdido? Creo que no. Es muy difícil y costoso. Se recupere todo o parte, lo que sí es seguro es que lo que nos hemos gastado en controlar los fuegos y en recuperar lo que se recupere, por poco que sea, es muchísimo más que lo que hubiese costado evitarlos. Es un error poner recortes en la defensa de los bosques. Dicen, el presidente Feijóo y la ministra Tejerina, que tenemos un sistema antincendios de los mejores del mundo. Esa no es la impresión que nos hemos llevado. Hay que tener antincendios y una adecuada política en defensa de los bosques. Y todo parece indicar que estamos muy lejos de lo deseable.— Julio García-Casarrubios Sainz. Valdepeñas (Ciudad Real).
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