Los secretos de mesa de la familia real británica
Darren McGrady, cocinero en Buckingham durante 11 años, revela qué desayuna Isabel II o que la reina come en 'tupper' y odia el ajo tanto como le gusta el chocolate negro
Uno de los privilegios que implica ser miembro de la realeza es no tener que preocuparse por si la nevera está llena o vacía o de cocinar cuando el hambre aprieta. Entre el equipo que tienen príncipes, princesas, reyes y reinas, hay siempre un chef personal con un sueldo nada baladí, si se coge como ejemplo que en 2013 el palacio de Buckingham publicó un anuncio para buscar un sous chef al que le iban a pagar unos 20.000 euros mensuales. Darren McGrady ostentó durante una década el puesto de chef real para la monarquía británica, un cargo que sigue explotando 20 años después de abandonar los fogones de palacio. El nombre de su web personal, The Royal Chef, ya lo dice todo, y en ella se publicita para eventos. Una vez más, McGrady ha hablado de nuevo con una revista para desvelar cuáles son algunos de los hábitos alimenticios de Isabel II y otros miembros de su familia.
“En el palacio de Buckingham hacíamos un libro menú que se le mandaba a la reina para que pudiera elegir los platos que quería […] El menú se hacía con tres o más días de antelación, y ella se mantenía fiel a él religiosamente”, revela el cocinero a la revista Marie Claire. Un artículo en el que deja entrever cómo actúa la familia real alrededor de una mesa. “Podían venir al tomar el té de la tarde con ropa de calle, y luego todos se cambiaban para cenar. Bajaban vestidos con trajes de gala, y se sentaban a la mesa como en una cena de [la serie] Downton Abbey. Se sacaba toda la porcelana china. Al final del ágape, un músico tocaba una gaita alrededor de la mesa”. Y en uno de los gestos más ostentosos que pueda recordar el cocinero, Isabel II a veces comía fruta de un plato valorado en 500.000 libras, pues tenía incrustados diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas.
Quizá lo más simple eran los desayunos, y visto su ritual cualquiera puede desayunar como una reina: Isabel II tomaba un bol de cereales Kellogg's que se servía ella misma en un cuenco de plástico amarillo y un té negro. La misma informalidad es la que reinaba durante sus estancias en la residencia de Balmoral, un lugar al que la monarca y Felipe de Edimburgo se retiran a descansar, y donde, según relata el cocinero, se podía ver al duque al frente de la parrilla o a la reina británica cogiendo fresas junto a su hermana Margarita y llevándose la comida en una fiambrera para comer al aire libre. A Isabel II le gustaba comer cualquier cosa que fuera cultivada en la finca, aunque su plato favorito siempre fue cualquier cosa que llevara chocolate (“cuanto más negro, mejor”) y no comía nada que tuviera ajo (“odiaba su olor y su sabor”).
Darren McGrady entró en las cocinas de Buckingham en 1982 y cocinó durante 11 años para la reina Isabel y su marido. Y desde 1993, y durante cuatro años, fue el chef personal de Diana de Gales y sus dos hijos. La desaparecida Lady Di obligó al cocinero a rehacer todos los menús para incluir platos más saludables una vez que la bulimia de la princesa dejó de ser un secreto. “Le gustaban los platos como los pimientos y berenjenas rellenos y le encantaba el pescado”, recuerda el cocinero para la publicación británica, donde también explica que solía ser habitual que cocinara el mismo plato con menos grasas para ella sin que nadie sentado a la mesa supiera que Diana de Gales estaba consumiendo una versión ligera de la receta.
Los príncipes Guillermo y Enrique pueden haber crecido degustando cocinas de todo el mundo y comiendo en los mejores restaurantes, pero, según dice McGrady, son amantes de la comida rápida de McDonald’s y de la pizza. “Ellos serían príncipes, pero tenían el paladar de un niño”, les justifica en la publicación.
El cocinero desgrana en la nueva entrevista los hábitos más peculiares de la familia real británica de los que poco le debe quedar ya por contar. El pasado agosto, por ejemplo, desveló en una entrevista con Vanity Fair que Isabel II se tomaba cuatro bebidas alcohólicas al día. La primera, poco antes de la comida, una ginebra con Dubonnet, rodaja de limón y mucho hielo. Un dry Martini suele acompañar sus comidas, que termina con una onza de chocolate y una copa de vino. Y para acabar el día: una copa de champán antes de irse a la cama. Un menú digno de la reina que más tiempo ha ostentado una corona.
McGrady abandonó las cocinas reales tras la muerte de Diana de Gales en 1997. Ya son 20 años alejado de la monarquía británica, época en el que también cocinó para cinco presidentes estadounidenses. Hoy reparte su tiempo entre los fogones, pero él sigue explotando el filón con sus apariciones en televisión (desde el programa de Oprah a la CNN) tirando de anécdotas reales y escribiendo, sus libros se titulan Eating Royalty: Recipe and Remembrances from Palace Kitchen y, el segundo, The Royal Chef at Home.
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