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Porque lo digo yo
Columna
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Ironía

El juego dialéctico y el doble sentido han sido aniquilados por la suspicacia y la obligación social de posicionarse

La chirigota "Mi suegra como ya dije" en el Gran Teatro Falla, en Cádiz.
La chirigota "Mi suegra como ya dije" en el Gran Teatro Falla, en Cádiz. Román Ríos (EFE)
Borja Hermoso

No está claro que la ironía, tan eficaz y tan placentera en otro tiempo, conserve muchos resquicios de vigencia. Cuidado con la ironía y sobre todo cuidado con los guardianes de la pureza y alrededores. Pero también con nosotros mismos. A veces creemos estar siendo irónicos cuando en realidad estamos siendo ridículos. Hay que emplear la ironía con técnica zorruna y, si no, limitarse a ser lineales y planos como que la 'b' sigue a la ‘a’ y que una y una, dos.

Me gané hace poco un buen disgusto por:

a) No haber sido bien entendida mi ironía.

b) No haberla utilizado yo bien, o haberla expresado mal.

Me lo gané, además, con alguien al que admiro y que no entendió mi sinuosa palabrería de aquel día. O —repito— que no la entendió porque estaba mal expresada, extremo este posible e incluso probable. Es la tenue frontera entre el incomprendido y el botarate, yo, en ambos casos.

Casi todo sirimiri lo hemos convertido en chaparrón, y así, lo que antes era doble sentido ahora es burla, lo que era juego dialéctico ahora es susceptibilidad y lo que era plantear alternativas ahora es obligación de apostar. Blanco o negro es la ruleta que nos lleva. Al diablo con los grises. Luego al diablo con los matices. “Aquí estoy y de aquí no me muevo”, que no sé si le suena de algo al improbable lector.

Caminamos hacia la corrección globalizante e intransigente. Lo cual, oye, bien mirado, nos ahorrará disgustos. Cádiz seguirá con sus chirigotas —esperemos— pero si este sábado usted tiene cena en casa de amigos y ya no digamos de enemigos, cuidadín. No se ponga estupendo. No sea irónico. Ya sabe: una y una, dos y la ‘a’ delante de la ‘b’. De la ‘b’ de borregos. Estoy siendo irónico, claro.

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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