El cierre de Ibiza Rocks o cómo la legislación asfixia a la música en directo frente a los DJs
Durante los últimos doce años han actuado allí LCD Soundsystem, The Prodigy,, New Order, Arctic Monkeys o Ed Sheeran, entre muchos otros
La relación de Ibiza con la modernidad a través de la música es un hecho histórico. Desde el inicio de la década de los 80, nombres como Alfredo Fiorito y clubes como Amnesia –la lista es extensa– han dinamizado todo tipo de tendencias sonoras. Desde aquel verano en el que Paul Oakenfold inició sus viajes de ida y vuelta entre Londres, el éxtasis y la isla ha sido el mundo el que se ha beneficiado de sus experiencias sonoras. Y desde el propio sonido balearic hasta la actualidad esa relación ha mantenido conexiones con el rock y los espectáculos en directo, origen y parte del showbusiness para la industria británica (que no es poco). En el imaginario, muchos solidifican esa comunión con el videoclip de ‘Girls and Boys’ de Blur (inspirado en Magaluf, Mallorca), y lo cierto es que pocas han sido las bandas premiadas en los Brit Awards que no hayan encontrado su momento en Ibiza.
Las escenas a lo largo de los últimos 40 años han sido dispares y los momentos musicales, muy distintos. En la última de las olas de efervescencia del star system en la isla, Andy McKay decidió abrir un concept hotel en 2005: Ibiza Rocks. Desde entonces y hasta el pasado 1 de septiembre, los conciertos ponían la guinda a una programación de sesiones y fiestas inagotables. Durante este tiempo la empresa asegura haber perdido cientos de miles de euros cada verano con la producción de los directos, pero se entendían como parte de la identidad y del retorno a Ibiza y sus músicos: los residentes podían solicitar su entrada gratuita a los directos.
Sin embargo, McKay ha decidido tirar la toalla con su apuesta por la música en directo. Y no es una cuestión de dinero: las actuaciones y festivales cumplen con la normativa acústica de no superar los 60 decibelios fuera del recinto. Es otro aspecto de la inspección técnica el que es imposible de subsanar y que habla de la distancia con la que la legislación se acerca a la música en directo: como sucede en otras ciudades como València para salas, toda la música electrificada ha de pasar por un único limitador. Es decir, que todos los equipos de las bandas han de filtrarse por una única salida, algo que agota por completos las posibilidades de la música en vivo.
La ley que cambia conciertos en directo por dj’s y poolparties
McKay admite la imposibilidad de programar conciertos en toda la isla dada la ordenanza. Para hacerlo, con bandas de la talla de New Order, The Prodigy, Arctic Monkeys, Franz Ferdinand,LCD Soundsystem, Madness o Ed Sheeran la empresa estaría obligada a hacer estudios acústicos el mismo día de la actuación de hasta 4.000 euros. Pero las bandas viajan con sus propias equipos e ingenieros, por lo que la coordinación asfixia las posibilidades y aboca al promotor a no arriesgar a una cancelación. Porque ya ha sucedido: en agosto, ante la inseguridad jurídica de los permisos, McKay canceló el directo de Primal Scream en agosto. Y ese fue el inicio del fin.
Pese a perder “más de 300.000 euros muchos veranos”, la empresa asegura verse obligada a apostar por dj’s y poolparties. Funciona y es capaz de acoplarse a la normativa de espectáculos de las Islas Baleares y las ordenanzas de Sant Antoni. Desde la legalidad y tras abandonar su sueño de mantener conciertos que no generaban contaminación acústica al entorno y que atraían hasta la isla a grandes artistas musicales del momento, hablamos con McKay de la situación.
¿Cómo ha sido el diálogo con las instituciones durante este proceso de reformulación normativa?
En general, he sentido un cambio acelerado en todas las instituciones oficiales de la isla a la hora de aplicar la ley. Esto tenía que llegar, porque la gente debe pagar sus impuestos y las leyes se hacen para todos. Pero en un proceso tan rápido de aplicación de la norma, es evidente que su aplicación iba a causar problemas. Las soluciones técnicas no habían sido suficientemente probadas y no son aptas para el propósito que han sido creadas. Tristemente, somos una víctima más de todo esto y creo que se podría haber hecho más con unos años de transición para asegurar la aplicación de la ley y que no acabe convirtiéndose en un elemento de injusticia.
“La Administración grita en este momento: ¡no trabajo con músicos en vivo, sólo con DJ’s!”
¿Por qué tomas la decisión ahora?
Después de trabajar durante 23 años en España he descubierto que el éxito aquí puede ser peligrosos. A menudo, no porque tus competidores piensen en cómo aprender de o replicar tu éxito, ¡sino más bien para matar ese éxito! En nuestro caso nos encontramos como enemigo con algunos clubes nocturnos ‘tradicionales’ de la isla. Como la fiesta se ha empezado a trasladar a las fiestas en piscinas y la tarde y nuestro hotel goza de éxito, siendo un lugar al aire libre y completamente legal, el ataque ha llegado a través de las regulaciones de ruido. Sin embargo, operamos dentro de los niveles legales.
¿Es posible hacer un concierto en Ibiza de manera legal más allá de una licencia excepcional de tipo festival o macrofestival puntual?
No. Por desgracia, actualmente es imposible traer a una banda en vivo que esté en gira y cumplir con la ley. Esa es la razón por la que hemos tenido que abandonar la programación de grandes conciertos en vivo. En el caso de Primal Scream tuvimos que hacer precisamente eso de buscar el permiso como ‘evento extraordinario’ y no fue concedido en el último minuto.
¿Se puede decir que el sistema persigue a la música en directo?
La Administración grita en este momento: ¡no trabajo con músicos en vivo, sólo con dj’s! Esto es una completa locura.
Ibiza Rocks fue concebido en torno a los conciertos. ¿Cómo se reorganizará?
Conservamos una rica herencia musical y nos hemos establecido con las fiestas de piscina y grandes eventos diurnos. Por ejemplo, con artistas como Craig David o Elrow y festivales de estilo multidisciplinar con Stormzy y Toddla T. Aunque estamos muy decepcionados por tener que decir adiós a los conciertos, también tenemos la suerte de ver cómo nuestro público va evolucionando en los últimos años hacia el concepto de club diurno. Nuestra idea de fiestas encaja perfectamente con esta demanda del mercado. Siempre hemos mezclado esto con bandas en directo actuando, buscando un evento único y especial, culturalmente interesante y socialmente vital.
Imagina tener el poder de redactar la ley. ¿Qué escribiría?
La ley funciona para el 80% de pequeños locales, pero no hay espacio para grandes conciertos, para el talento internacional. Crearía una categoría para ello, para no poder limitar a trabajar con una amplificación genérica [se refiere al filtrado de todo el escenario por una única salida exterior]. El objetivo de esta ley es asegurar que fuera del local los niveles de ruido estén dentro de parámetros legales, pero es imposible entregar a tiempo un estudio acústico de cada actuación el día del concierto y que se dé la validez. Además, los ingenieros se niegan a introducir una caja electrónica de baja calidad para configurar un audio que ha sido diseñado con precisión y al que se llega después de años de trabajo y formación.
¿Cuántos ingenieros de sonido trabajan en Ibiza Rocks?
Tengo un equipo de cuatro ingenieros de sonido y pueden hacer un trabajo mejor que cualquier caja electrónica, logrando que los niveles de sonido fuera del edificio sean legales. ¿Qué importa cómo se coloquen los altavoces dentro del lugar o si la banda ha elegido un fabricante distinto de altavoces?
“La gran pérdida es la falta de inspiración para las próximas generaciones. Esto es arte y necesita ser protegido”
¿La ley afecta a otros locales?
Sí.También es una locura exigir que una pequeña cafetería tenga que tener un limitador que cuesta 3.000 euros para tener una televisión enchufada cuando su vecino no tiene el mismo requisito y puede hacer tanto o más ruido. Las leyes deben adecuarse a un propósito.
¿Hay una persecución de la música en vivo en Ibiza? ¿Quién se beneficia?
Tradicionalmente ha habido un control de la música en vivo por parte de los grandes clubes nocturnos. En el pasado eran los únicos que podían promocionarla legalmente. Sin embargo, como la cultura dj creció, esos locales ya no querían bandas en vivo y quienes lo intentaban no tenían licencia para ello. Ese debate fue resuelto, pero la ley está mal redactada. La música electrónica es tan fácil de controlar como tener un dial de volumen. La música en vivo, por naturaleza, es orgánica y menos controlable. Ahora mismo la mayoría de los músicos que trabajan en algún pub u hotel de la isla tienen que confiar en que los establecimientos incumplan la ley para ganarse la vida, porque legalmente es imposible cumplir. ¿A quién beneficia? Cuando un negocio está funcionando con éxito inspira celos de los hombres de negocios mejor conectados de la isla. Abrirse de nuevo a la música en vivo representa una oportunidad que no controlan. Y una inspección puede suponer perder toda la posibilidad de operar. Tristemente, la música en vivo en Ibiza está sufriendo esto y la compañía que ha traído la mayor parte de conciertos a la isla durante los últimos 12 años deja de hacerlo.
¿Quién pierde con este final?
El perdedor principal no es nuestro cliente habitual, porque muchos seguirán con las fiestas en la piscina y las fiestas; quien pierde es la cultura musical, la ciudad y su diversidad cultural. La gran pérdida es la falta de inspiración para las próximas generaciones. Esto es arte y necesita ser protegido.
A partir de 2018, ¿de cuántos conciertos se privará la isla al perder la programación de Ibiza Rocks?
De 16 semanas de música en vivo con dos grandes directos por semana.
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