Tirarse a la bartola con dignidad
Hay que devolverle al sofá la seguridad en sí mismo
En inglés hay una expresión, couch opinions, que literalmente significa opiniones de sofá y, en la realidad, viene a ser sinónimo de opinión de mesa camilla. Nosotros todavía no lo hemos adoptado, porque ya sería lo último. Por alguna razón, la palabra sofá tiene connotaciones negativas últimamente. Pereza. Gordura. Pijama sucio. Palomitas. Todo lo cual solo es aceptable si te instalas ahí para ver 32 capítulos de una serie. Qué injusto. Y qué banal. Sobre todo teniendo en cuenta que, en los eternos pisos menguantes que habitamos la mayoría de nosotros, el sofá es el rey de la casa y merece un respeto. ¿Por qué solo se puede tapizar en gris nórdico? ¿Por qué, si se tienen pretensiones de elegancia, tiene que parecerse a un chester? ¿Y por qué no se puede coordinar con las cortinas? Buscamos nuevas opciones en el pasado, cuando las estrellas no conocían el hygge.
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