El agente Peña de Narcos: “Mi abuelo era vasco y mi abuela de Mallorca”
Hablamos con Pedro Pascal, que protagoniza la segunda parte de Kingsman: El círculo de oro, en cines desde este viernes
Pasó casi veinte años acudiendo a millones de castings para terminar haciendo minúsculos papeles en series de relleno. Pero a veces la constancia y la necesidad de luchar por aquello en lo que se cree tiene su recompensa. Y casi con cuarenta años, Pedro Pascal consiguió un espacio, una ventana de exposición en la serie que más repercusión mediática ha tenido en los últimos tiempos, Juego de tronos. A partir de ese momento, las puertas del éxito que habían permanecido invariablemente cerradas, se abrieron para él. Y ahí está ahora, en ese punto de no creerse muy bien lo que le está pasando, pero al mismo tiempo disfrutando al máximo de este momento de esplendor que vive en la pequeña y gran pantalla.
En televisión acaba de estrenar la tercera temporada de la serie que supuso su espaldarazo definitivo, Narcos, donde interpreta al agente Peña. Y en cine, se calza el sombrero de cowboy y maneja el lazo como nadie en la segunda parte de Kingsman: El círculo de oro, en la que interpreta a Whiskey, uno de los miembros de la agencia secreta estadounidense homóloga a la de nuestros queridos y atildados espías británicos que se encargará de proporcionar recursos para capturar a la malvada Poppy, una narcotraficante sádica interpretada por Julianne Moore fan de Elton John y American Graffiti.
Icono de belleza
Su bigote se ha puesto de moda, y aunque él se niegue a reconocerlo, aunque mantenga que de verdad no presta atención a lo que se pone, lo cierto es que sus looks siempre son de lo más acertados y sus combinaciones, dignas de cualquier fashionist. Eso sí, a pesar del porte que tiene, todo lo luce con desenfado incrédulo. Porque el agente Peña no es nada chulo, ni se lo tiene creído. Y encima huele bien. A partir de ahora será la nueva imagen del perfume Solo Loewe y dentro de muy poco, cuando se acerquen las Navidades, lo vamos a ver en las marquesinas de las calles y en los anuncios de tele más que en cualquier otro sitio.
Adora España
La campaña de Loewe ha sido para él como una especie de fantasía. “Yo tengo raíces españolas. Mi abuelo era vasco y mi abuela de Mallorca, y cuando era joven, hace 20 años, me vine a estudiar aquí y casi me quedo el resto de mi vida. Una de las cosas más bonitas que me han pasado es saber que en España mis papeles en Juego de Tronos y en Narcos sean tan queridos. En realidad, estoy buscando la oportunidad de venir y quedarme”, bromea. Nosotros lo recibimos con los brazos abiertos, claro que sí.
Y le encanta hablar en español
“Mi abuelo era vasco y mi abuela de Mallorca, y cuando era joven, hace 20 años, me vine a estudiar aquí”
“En mi casa se hablaba español y absorbí mucho de las conversaciones de mis padres. Además, todos los años regreso a Chile, que es donde nací y me reúno con toda mi familia, con mis padres y mis casi cuarenta primos hermanos que viven en Santiago para hacer una gran celebración. Y claro, no lo voy a negar, me ha ayudado a mejorar el idioma estar en Colombia grabando tres temporadas de Narcos. Casi perfecto hablo, ¿no?”. Fenomenal, Pedro, mejor que muchos, la verdad.
Exiliado chileno
Cuando era muy pequeño tuvo que pasar por la experiencia traumática de salir del país durante la dictadura de Pinochet. Menos mal que no se acuerda de mucho. “Lo tengo suspendido como en una memoria nebulosa, como si fuera un cuento de fantasmas. Me ha dado más miedo después, al pensar por lo que tuvieron que pasar mis padres. Cuando ya fui grande les pregunté sobre el tema, quería saber cómo pasó todo, porque lo cierto es que estuvimos en peligro de verdad. Pero tuvimos suerte porque salimos vivos y después mis padres pudieron volver, se les declaró exiliados perdonados. Aunque me haya criado en Estados Unidos, tengo muy claras cuáles son mis raíces”.
Ser latino en Hollywood
Al principio de su carrera todo eran limitaciones por esta cuestión. “¿Por qué eres tan blanquito y te llamas Pedro?”, le preguntaban. No encajaba en los patrones, lo intentaban categorizar con una etiqueta de la que se escapaba por completo.
“La gente en Norteamérica entiende de una manera muy limitada lo que es ser latino. No son capaces de asimilar la complejidad y diversidad del concepto. Todo lo meten en el mismo saco. Pero ahora he conseguido volver eso a mi favor. Me da la oportunidad de ser un gringo, de hacer de europeo y también de latino, porque al fin y al cabo soy todas esas cosas”.
Los límites del macho
“Hasta ahora te hemos visto en papeles como muy de macho, ¿no?” “Sí, ¿verdad? Es como tan ridículo”, se carcajea. Para Pedro Pascal todo empezó con su Oberyn Martell de Juego de tronos. Y le parece curioso porque precisamente Oberyn era bisexual y llevaba túnicas y vestidos. “Sin embargo a los hombres les encanta Oberyn. ¿No es un poco raro? Igual está cambiando el concepto de masculinidad, estaría bien. A mí lo que me gusta es romper con los estereotipos, en la vida y a través de mis papeles. Ir más allá de esos bordes dentro de la expresión de la libertad”
El narcotráfico le persigue
Se ha pasado dos temporadas luchando junto al agente Murphy contra Pablo Escobar en Narcos. Y ahora le toca hacerlo contra el cártel de Cali rodeado de españoles: Javier Cámara, Miguel Ángel Silvestre, Tristán Ulloa…
Pero, además, en Kingsman: El círculo de oro, la villana que interpreta Julianne Moore es una poderosa narcotraficante. Eso sí, todo lo que la rodea resulta un poquito más… caricaturesco: Es una nostálgica del cine de los cincuenta y vive en una especie de resort de estética kistch que se ha construido en medio de la selva colombiana rodeada de robots y de sicarios.
“Qué curioso que me persiga este tema. Creo que mi objetivo en la vida va a ser terminar con todos los cárteles de la droga”, ríe. “Pero me encanta el papel de Julianne Moore. Es una super business-woman. Para ella es un negocio, es plata. Es algo que también he aprendido en Narcos. Y en realidad lo que hace esta película es explorar la hipocresía en torno al mundo de las drogas”
Contra Trump
En la película aparece un presidente de los Estados Unidos, que interpreta el actor Bruce Greenwood, que lleva hasta el límite la política conservadora sin importarle las consecuencias. Resulta inevitable pensar en Donald Trump.
“Ha sido una premonición. Porque la película se escribió antes de que fuera candidato a la presidencia. Y cuando se rodó, ya había aparecido Trump en escena y Bruce cogió muchos de sus tics, e integró esa cosa perversa gringa, ambiciosa y “greedy”.
¿Cree que Trump sería capaz de sacrificar a media población para sus propios intereses? “Ya lo creo que sí”.
Vuelta a la infancia
Para Pedro Pascal Kingsman: El círculo de oro es un retorno a su estado infantil, a cuando era niño e iba a un parque de atracciones donde podías pasar en un día un montón de aventuras emocionantes. “Es un cóctel explosivo que integra acción, violencia, pero también reflexión y sentimientos”. “Hay cosas absurdas, exageradas, otras un poco rasposas, sucias, pero todo eso también se integra en la infancia”.
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