Misa de muerto
El tío viejo le ha hecho el último favor a su sobrina la redicha: con la excusa de escribirle la esquela, se ha escaqueado de hablar de Cataluña
Hacía siglos que no iba a la iglesia. Ni siquiera por compromiso o turismo, que es como vamos los ateos que contamos como católicos sin comulgar con obleas consagradas, aunque nos traguemos dobladas otras ruedas de molino. La otra tarde, sin embargo, oí misa entera en primera fila. Enterrábamos en el pueblo de mis viejos al mayor de mis tíos diez años después de haber aventado a mi padre, el primero en morir, ay, pese a ser el pequeño. El patriarca, 87 años en puertas, estaba como una rosa, derecho cual cirio, intactos retranca y genio, hasta que una caída por subirse a zascandilear donde no debía lo quitó de en medio. Antes, tuvo el cuajo de llamar a los sobrinos y contarles su mala pata, pero una, ocupada en alguna chorrada, no le cogió el móvil, y esa llamada perdida pesará para siempre en su conciencia.
Así que le tuve que ver ya en la caja, con su traje de las bodas, sus zapatos buenos, sus cejas arqueadas marca de la saga y su navajilla en el bolsillo, como dejó dicho. Lo que vino después es lo que viene siempre y una ni recordaba, anestesiada por la asepsia de los tanatorios urbanos, las despedidas laicas y los cierres de cortinillas previos al crematorio. Vino el duelo, el velatorio toda la santa noche y la misa de cuerpo presente con la parentela y el pueblo en pleno vestido de domingo tanto por respeto al finado como para ver y ser vista. El levantarse y sentarse imitando al prójimo. El instante de la paz en el que una no sabe si dar la mano, besar o ignorar al de al lado. El óbolo que da apuro dar y no darlo. La ida a pie al camposanto tras el coche fúnebre, la tierra sobre el ataúd, lo solos que se quedan los muertos. La muerte y no la elipsis en que la hemos convertido. Un día nos juntaremos los primos y lo subiremos al cielo con una comilona. Mientras, el tío viejo le ha hecho el último favor a su sobrina la redicha: con la excusa de escribirle la esquela, se ha escaqueado de hablar de Cataluña.
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