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El Partido Comunista Portugués, fiel a Kim Jong-un

El PCP, tercera fuerza del país, apoya a Corea del Norte dispare lo que dispare

El líder norcoreano Kim Jong-Un inspeccionando un simulacro de lanzamiento de un cohete balístico, en un lugar no revelado.
El líder norcoreano Kim Jong-Un inspeccionando un simulacro de lanzamiento de un cohete balístico, en un lugar no revelado.AFP

Aunque en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hay representantes de China y de Rusia, el dictador norcoreano tiene la mala suerte de que allí no se siente alguien del Partido Comunista Portugués (PCP); de lo contrario, no se aprobarían sanciones contra Corea del Norte por unanimidad. Para el PCP la culpa es del “imperialismo norteamericano”.

Cuando en los años setenta, a los partidos comunistas se les caía la cara de vergüenza por la invasión de Praga y se transformaron en eurocomunistas, el PCP siguió en sus trece y ahí sigue y —hay que reconocerlo— le ha ido mejor que a todos los demás. El PCP nunca ha abjurado de su marxismo-leninismo, nunca condenó la invasión de Praga y, a efectos dialécticos, la caída del muro de Berlín fue un fallo de albañilería. Además de su doctrina, es más nacionalista y más patriótico que nadie en Portugal, por eso quiere abandonar la UE, el euro y, por supuesto, la OTAN.

Hay en el mundo otros partidos comunistas con la misma doctrina que el portugués, pero en ningún país democrático el PC es la tercera fuerza municipal (11% de los votos en 2013) y la cuarta parlamentaria (8,25% en 2015).

Para su secretario general, Jerónimo de Sousa, con Lenin vivíamos mejor. En Avante, la espectacular fiesta del partido que se realiza el primer fin de semana de septiembre, De Sousa se dirigió a las masas escoltado por una representación de Corea del Norte. En su discurso, culpó al “imperialismo norteamericano, responsable de una criminal escalada de confrontación”.

La fiesta coincidía con el centenario de la Revolución Rusa, “la primera que se lanzó a una construcción de una sociedad nueva, libre de la explotación del hombre por el hombre, iniciando la época del paso del capitalismo hacia el socialismo”, soltó De Sousa. Lamentablemente, desde que se disolvió la URSS el mundo va fatal: “Su desaparición representó un inmenso retroceso para las fuerzas de la paz y del progreso social, en los derechos de los trabajadores y en la soberanía de los pueblos”. Menos mal, que le queda Pyongyang.

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