Confesiones de Chris Hemsworth: Elsa, sus hijos y el “ridículo” traje de Thor
El actor, el único superhéroe cuya arma es una herramienta de bricolaje, es un tipo con mucho sentido del humor y más sensatez de la que cabe en unas mallas Estrena 'Thor: Ragnarok' en octubre, es el nuevo embajador de Boss Bottled y revela que su ídolo no tiene nada que ver con el cine
Para entender por qué Chris Hemsworth se ha convertido en uno de los tipos más deseados del planeta es mejor no obcecarse con sus (seguramente excesivas) medidas. Basta con dejar de lado la cinta métrica y poner en YouTube algunos de sus sketches en el programa Saturday night life para concluir que tal vez el músculo que mejor le funciona a este australiano de 33 años es el de la risa. Pocos saben autoparodiarse tan bien como el marido de la española Elsa Pataky (1976, Madrid) cuando se mofa de su propio éxito o de su condición de macizo estereotipado. Resulta que la estrella de acción, celebérrima encarnación de Thor, el héroe más rubio del universo Marvel, es un comediante nato.
Hemsworth, nueva imagen del perfume Boss Bottle de Hugo Boss, nos recibe bronceado en otro día sin sol en Metzingen, localidad al sur de Alemania donde se encuentra el edificio central de la compañía alemana, creado por el estudio de arquitectos Riehle&Partner. En él, todo, desde los espacios de trabajo a los de descanso, responde a esa precisión germánica de la que la firma hace gala. Acompaña al actor su agente, una mujer madura y atractiva con el rictus y el uniforme (negro y caro) que parece exigir el oficio de pararrayos de famosos. Reconforta observar cómo el actor la trata (en realidad a ella, y a todos los que le rodean) con esos modales nada forzados que distinguen una buena educación. Campechano, también, pero en la justa medida.
"Empecé a trabajar de actor para pagar la casa familiar. El día que al fin liquidamos todas las deudas tuve que encontrar una verdadera razón para hacer lo que hacía y eso me asustó”
Nació en 1983 en Melbourne y se crió en “una comunidad aborigen”. “Recuerdo ir sin zapatos, rodeado de búfalos y cocodrilos”, dice. Hermano de los también actores Luke y Liam Hemsworth, el intérprete arrancó su carrera con 18 años en la popular serie australiana Home and away, una interminable factoría de estrellas locales que nació a finales de los años ochenta y por la que han circulado, entre otros, Naomi Watts, Heath Ledger, Simon Baker, Guy Pearce, Isla Fisher o Dannii Minogue. El paso natural para todo actor que triunfa en las antípodas es viajar a Los Ángeles, y así fue cómo Hemsworth saltó con apenas 25 años al duro ring de Hollywood. No fue sencillo. Demasiado grande, demasiado alto y demasiado cachas para la mayoría de los papeles, quizá aquella experiencia le supuso un baño de humildad que a la larga solo ha sido positivo. Si uno pone su nombre en Google, además de Elsa Pataky, familia y músculos, otra de las palabras que más se repiten es precisamente esa, humildad. Acierta el omnipresente buscador. En el plano corto llama la atención la absoluta falta de pretensiones, la buena disposición, la afable sonrisa y, sí, que Chris Hemsworth es de esos actores que no cumplen la regla y su físico gana, y mucho, en persona.
Finalmente, en 2010 y gracias al primer Thor, su suerte cambió para convertirse en uno de los actores mejor pagados de Hollywood. Desde entonces y al ritmo de la saga de Marvel todo en su vida crece sin parar. Sin embargo, él se muestra como un hombre apegado a la realidad, con un recuerdo idílico de su infancia. Pero no tanto de su adolescencia. “De niño aprendí mucho de la tierra, de la naturaleza y de la cultura aborigen, de sus bailes y tradiciones. En mi casa fuimos muy afortunados por aquella experiencia, mis mejores recuerdos giran en torno a aquellos años”, cuenta. Luce un acento cerrado y un cogote excesivamente quemado por el sol. Signos que delatan su nueva vida: “Sí, ahora vivimos en Australia”.
"Para Elsa es importante que nuestros hijos hablen español y conozcan también su cultura. Ella les habla siempre en su idioma, aunque ellos le responden en inglés”
El lugar elegido es la paradisíaca Byron Bay, una localidad de apenas 5.000 habitantes, perteneciente al estado de Nueva Gales del Sur, en la costa del este del país, y que en las guías turísticas se presenta como “el lugar más alegre del planeta… jipi, tranquilo y sencillo”.
“Cuando tuvimos hijos, Elsa y yo decidimos que fuera nuestro hogar”, explica. “No queríamos vivir en una ciudad donde no podíamos desconectar nunca del trabajo. En Los Ángeles todo te recuerda al negocio. Todo lo que ves y todas las personas con las que hablas te recuerdan lo que tienes o, peor aún, lo que has perdido, y eso no nos parecía bueno para nuestros hijos. En Australia vivimos cerca de la playa, en contacto con la naturaleza, hasta van al colegio sin zapatos, se pasan el día corriendo sin ropa, se crían como niños salvajes, y eso es algo maravilloso para estos momentos de su vida. Adoran vivir así y creo que ha sido una magnífica decisión”.
Con Pataky se casó en 2010. Tienen tres hijos: India Rose, Tristan y Sasha. El actor no oculta que sus valores se cimentaron en una familia –su padre era maestro y su madre, trabajadora social– apremiada por la falta de dinero. “De mis padres y de mis hermanos aprendí que lo importante en esta vida es ser bueno y generoso, también a tener compasión por los demás, y que da igual de dónde vienes o dónde te han criado. La vida no es otra cosa que las decisiones que tomas. Mis padres nos enseñaron a ser libres en nuestras decisiones. Crecimos sin nada de dinero y desde niño fui muy consciente del estrés que pasaban en casa para pagar las facturas cada mes. Recuerdo perfectamente preguntarles cuándo acabarían de pagar la casa y recuerdo también que me dijeron que probablemente nunca terminarían de hacerlo. Ese sentimiento de frustración marcó mucho mi adolescencia, pero tampoco sé por qué tanto, la verdad. En realidad, esa fue la razón por la que empecé a trabajar de actor, era una forma fácil de ganar dinero. Al principio esa era mi única meta: pagar la casa, olvidar el banco. Fue muy extraño porque el día que al fin liquidamos todas las deudas tuve que encontrar una verdadera razón para hacer lo que hacía y eso me asustó mucho. Debía descubrir si quería actuar o no. Y ahí llegó mi gran suerte: ¡me gustaba de verdad!”.
"La primera vez que me puse el traje de Thor me quedaba pequeño. De verdad, estaba bastante ridículo. Lo cierto es que durante un tiempo me sentí muy tonto”
Hemsworth cita más de una vez a su mujer, incluso utiliza su nombre para justificar que su rostro se identifique ahora con un perfume como Boss Bottled. “A Elsa el olor le gustaba”. Desde las antípodas, ella contesta por correo electrónico cuáles son los rasgos que más admira de su pareja: “Su honestidad y su sentido del humor; siempre nos hace reír. He aprendido muchísimo con él, me impresiona su capacidad de trabajo y de superarse a sí mismo. He aprendido a ser más paciente, menos impulsiva y más racional, hemos crecido muchísimo juntos”. Su camino en común, dice él, se acercará más a España en el futuro. “He estado en Madrid y Barcelona por trabajo, realmente fueron dos o tres días en que hubo poco más. Antes vivíamos al dictado de nuestra profesión, pero desde que decidimos romper con eso e instalarnos en Australia las cosas han cambiado. Sé que para Elsa es importante que nuestros hijos hablen español y conozcan también su cultura. Ella les habla siempre en su idioma, aunque ellos le responden en inglés. La verdad es que nos gustaría pasar más tiempo en España, viajar con ellos un par de veces al año y pasar al menos un mes juntos allí. Quizá así también mi español mejore algo. ¿Sabes que Elsa habla cuatro o cinco idiomas? ¿No es insultante? Todo el mundo dice que los australianos y los españoles nos parecemos, y creo que es verdad, somos muy apasionados y sociales, nos gusta la vida festiva, los amigos, salir, las cenas, las barbacoas… Seguramente por eso nos llevamos tan bien”.
A la pregunta de cuáles son sus ídolos, sus referentes, Hemsworth ofrece una respuesta desarmante, digna de uno de los protagonistas de El gran miércoles, biblia cinéfila del surf y la única película que los practicantes de la religión de las olas reconocen como obra maestra. Para Hemsworth, está claro: “Además de mis padres, Kelly Slater, el 11 veces campeón del mundo de surf, es mi gran ídolo”, confiesa. “Para mí era un dios por todo lo que hizo y por cómo lo hizo. Su determinación, cómo amaba el deporte, cómo transmitía ese amor, me inspiró muchísimo de crío. Para colmo, con los años he acabado conociéndolo y para mí ha sido algo muy emocionante, porque mi ídolo juvenil resulta ser un gran tipo que encima me cae muy bien”, dice entre risas.
Una vez comprobado que los héroes de Hemsworth son de carne y hueso, recuerda que le costó entrar en la piel del mitológico Thor, cuya tercera entrega, Thor: Ragnarok, se estrena el 27 de octubre. Hemsworth retoma el papel del dios nórdico en una película que cuenta con los actores Tom Hiddlestone, Cate Blanchett, Idris Elba, Benedict Cumberbatch, Anthony Hopkins y Mark Ruffalo, entre otros. La sinopsis es más o menos la siguiente: el dios del trueno de Marvel (Chris) tendrá que vérselas con la fatal Hela (su compatriota Blanchett), que al inicio del filme destruye el todopoderoso Mjölnir (el martillo de Thor). Entonces, la diosa de la muerte (otra vez Hela-Blanchett) invade Asgard y el derrotado hijo de Odín (Thor) acaba en el planeta Sakaar luchando como un gladiador junto a Hulk (Mark Ruffalo). Juntos, con la ayuda de Valquiria (Tessa Thompson) y Loki (Tom Hiddleston), tendrán que detener a Hela. ¿Suena un poco alambicado? La cosa funciona mejor en imágenes, a tenor del primer tráiler de la película.
Curiosamente, el director de fotografía es el español Javier Aguirresarobe, que durante seis meses convivió con el equipo en Australia, donde se rodó el filme. Una película, asegura el colaborador de directores como Woody Allen, Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar, que no se parece a nada de lo que había hecho hasta la fecha y cuyo despliegue visual resume con dos palabras: “Una barbaridad”. “Tú eres un instrumento más en una cadena, trabajas codo con codo con el equipo de efectos visuales y creas una atmósfera que en el fondo no sabes muy bien cómo va a quedar”. Y en el centro de ese universo, los actores: “Chris tiene ya mucha experiencia y sabe luchar muy bien contra la nada”. Para el actor, Aguirresarobe solo tiene elogios: “Es normal, muy natural. Un tipo alegre y feliz. Siempre sonriendo. Muy humano. Elsa y él viven en ese paraíso de Byron Bay y estar con ellos es un placer. Es un tipo sensacional, tranquilo. Lo transmite todo con los ojos y la mirada”. Según Aguirresarobe, tanto él como Cate Blanchett le hacen pensar que los australianos “no son netamente de Hollywood, son otra cosa”. “Es increíble el ejercicio físico y dramático de Cate Blanchett en la película. Levanta la pierna como en un aurresku. ¡Qué mujer!”.
El sentido del humor de Hemsworth también le ayuda a la hora de empatizar con un personaje al que él dota de algo más que superpoderes. Pese a ello, admite que la primera vez que vistió el traje de Thor no pudo evitarlo y le entró la risa nerviosa: “Todo el rato me veía ridículo, pensaba que no le iba a gustar a nadie. ¡Y encima la primera vez que me lo puse, el traje me quedaba pequeño! De verdad, estaba bastante ridículo. Lo cierto es que por un tiempo me sentí muy tonto”.
Después de siete años embutido en su piel, el actor ha tenido tiempo para todo, y por eso asegura que con Thor: Ragnarok ha llegado el revulsivo que el personaje pedía a gritos. “Es muy diferente a las películas anteriores y eso es algo que necesitaba porque empezaba a estar muy aburrido de él y de mí mismo. Necesitaba algo nuevo, no sentir que todo era tan familiar. Volver a sentirme asustado en un set, dejar mi zona de confort y sentir que algo inesperado podía ocurrir en cualquier momento. Ha sido algo tan diferente que solo puedo estar agradecido al director, Taika Waititi, por darle este aire tan fresco. Ha hecho un trabajo realmente interesante y estoy seguro de que la película va a sorprender mucho”. Sobre el futuro, y pese a que ya se ha anunciado al menos una nueva secuela, se muestra prudente: “Contractualmente no tengo más obligaciones, pero dependerá de lo que me ofrezcan. Lo cierto es que he disfrutado tanto con este último rodaje que ahora mismo no me importaría en absoluto repetir. Pero ya veremos”.
Con su personalidad pegada a la tierra, admite que lo suyo nunca fue evadirse leyendo cómics de superhéroes. “Me gustaba Superman, cosas así, pero poco más”. Aunque si hoy le diesen superpoderes lo tendría bastante claro: “Primero cambiaría las cosas más obvias, le daría con el martillo en la cabeza a algún que otro ser humano, y por supuesto cambiaría nuestra actitud hacia el planeta, nos queda muy poco tiempo. Pero sobre todo intervendría en nuestra forma de comunicarnos, todo lo que han traído de malo las redes sociales. Intentaría que todo se volviese otra vez un poco más lento, un poco más serio, que las cosas no se vieran solo como impactos del momento. Que las cosas dejasen de ser adoradas o despreciadas sin una gama de grises en medio. Me gustaría borrar todo lo malo que ha traído esa forma simplista de ver el mundo”.
COMPRA ONLINE 'THOR EL MUNDO OSCURO: EDICIÓN COLECCIONISTA'
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.