Bozoma Saint John, la reina de Silicon Valley, aterriza en Uber

Bozoma Saint John es una estrella en un mundo dominado por los hombres. Brilla por su trabajo, pero también por ser una minoría entre las minorías. Mujer en una industria en la que los hombres marcan el paso con más del 70% de los puestos de trabajo. Afroamericana en un sector, el tecnológico, en el que apenas representa el 15%. Y directiva, donde no hay estadística para medir el gran valor que aporta.

Bozoma se ha convertido en uno de los perfiles de moda en Silicon Valley. Sin embargo, este verano se ha perdido uno de los grandes acontecimientos del momento. No ha llegado a poner un pie en la nueva sede de Apple. Ella ha cambiado el escritorio inmaculado en una nave espacial por el caos de Uber en la calle Market, a solo un bloque de otros vecinos con problemas, Twitter. Precisamente, fue en la red de los 140 caracteres que dio su salto a la fama, cuando apareció en el evento más solemne y selecto de Apple, la Keynote del WWDC -un acaecimiento anual para desarrolladores- para mostrar las novedades de Apple Music, el competidor de Spotify.

Su labor no pasó inadvertida para la industria del disco, Billboard la nombró ejecutiva del año en 2016. Su puesta en escena y capacidad de comunicación en un mundo lleno de tecnicismos pusieron el foco en su labor. Un año después, ha fichado por Uber en el momento más complicado para hacerlo, cuando se agolpan las acusaciones de discriminación sexual y acoso. Cuando la empresa se ha sometido a una investigación bajo la lupa de un fiscal retirado como última medida para salvarse.

Boz, como la llaman sus amigos más cercanos, ha dejado su piso en Los Ángeles para poner orden en donde más duele, la escasa apertura a diferentes perfiles en la startup más valiosa del mundo. Uber supera una estimación de 60.000 millones de dólares, pero es incapaz de dejar de lado una cultura de machos alfa. Su primera medida como responsable de diversidad ha sido revisar los salarios. Imaginaba, con acierto, que sería un reflejo de la desigualdad que impera en Silicon Valley. Las mujeres acaban de recibir una compensación acorde a su esfuerzo en el pasado y pasarán a cobrar igual que sus compañeros de sexo masculino en posiciones familiares. Algo que suena justo, pero es poco común.

A sus 40 años, echa la vista atrás y no evita la nostalgia. Cuando tenía 5 años, un golpe de Estado la obligó a dejar atrás su Ghana natal y pedir asilo en Estados Unidos. Tras graduarse en la universidad de Wesleyan (Connecticut) tuvo su primer empleo en la agencia publicitaria de Spike Lee, un paso directo al activismo racial más creativo. Fue en esa época cuando entabló amistad con Beyoncé. Juntas proyectaron la que ya es considerada una pieza de la historia de la cultura pop, la actuación en el descanso de la Super Bowl y su posterior gira.

Mientras la estrella recorría el mundo, Boz digería la tragedia de quedarse viuda tras 10 años de matrimonio. "Supimos de su enfermedad, la misma noche de la Super Bowl en Nueva Orleans, en el momento más álgido de mi carrera. Seis meses después, Peter murió. Mi hija [Lael Saint John] tenía cuatro años y mi vida se tambaleaba. Esto me enseñó a vivir sin miedo, a tomar todavía más riesgos", acaba de confesar en una entrevista a Glamour.