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¿Cada cuánto tengo que cambiar mis zapatillas de correr?

Después de pasarte semanas investigando qué zapatilla es la ideal para tu tipo de pisada, ya tienes el calzado perfecto. Pero, ¿cuánto te durará en condiciones idóneas?

En el calzado deportivo los signos de desgaste no están solo en la apariencia externa.
En el calzado deportivo los signos de desgaste no están solo en la apariencia externa. Getty

Pronador o supinador eran términos que hace menos de un lustro nadie, salvo los atletas profesionales, conocía. Hoy en día es casi tan necesario como saber nuestro grupo sanguíneo y si, antes de empezar a correr, no te has hecho un estudio de pisada no estás preparado para entrar en el complejo universo del buen runner. Y es que la modernidad ha traído mucho postureo al tan manido deporte de correr pero también ha reducido las lesiones y los problemas derivados del no hacerlo correctamente. Ahora, todo el mundo es experto en zapatillas antes siquiera de comprarlas. Pero, ¿qué pasa después? ¿cuánto duran y cada cuánto hay que cambiarlas?

“Muchas veces vemos que las zapatillas ya no asientan como cuando eran nuevas, sino que están inclinadas. Esto denota que el chasis está vencido y, aunque estemos acostumbrados a ello, no es lo mejor para musculatura y tendones”

“El calzado deportivo constituye un elemento corrector o compensador de determinadas alteraciones biomecánicas del pie. Y modifica, en caso de que contenga determinados elementos de contención o corrección, las características biomecánicas del mismo, y por tanto, la pisada o apoyos del sujeto”, explican desde el Consejo General de Colegios oficiales de Podólogos de España. Es por esto que inciden en la importancia de escoger un calzado adecuado y tener en cuenta las lesiones previas por si fuera necesario adaptarlo con unas plantillas específicas.

Pero, una vez hemos elegido las zapatillas perfectas, ¿cuánto nos durarán? En cualquier otro tipo de zapatos, los signos externos de desgaste pueden indicarnos sin problema el momento en el que debemos despedirnos de ellos pero con el calzado deportivo quizás la apariencia externa sea engañosa. “Lo que define una zapatilla, su ADN, es la media-suela”, explica Iker Martín, deportista y autor del blog especializado Correr no es de cobardes, en el diario Deia. “Esto es lo que le da valor a una zapatilla y no si la usa Mo Farah [el corredor de fondo somalí, nacionalizado británico, que cuenta con cuatro oros en los 5.000 y 10.000 metros]. Cuando vemos que esto ya no está como al principio, que ya no amortigua igual, ya no valen”, sentencia.

Para Jonatan Simon, atleta y probador de zapatillas en Foro Atletismo, los indicadores son tres: “Desgaste excesivo de la suela”, enumera, “que ya no amortigua como antes, que las notas más firmes, menos esponjosas, aparecen ruidos al correr y la deformación del chasis de la zapatilla”. ¿Y cómo nos damos cuenta de que el chasis de nuestro calzado ya no es cómo debería ser? “Muchas veces vemos que las zapatillas, en una superficie lisa, ya no asientan como cuando eran nuevas, sino que están inclinadas. Esto denota que el chasis está vencido y, aunque estemos acostumbrados a ello, no es lo mejor para musculatura y tendones”, responde Simon.

Uno de los problemas es que no existe una regla matemática rigurosa que nos otorgue la certeza de que ha llegado la hora de despedirnos de nuestras zapatillas. “A veces solemos dar una cifra estándar para orientar, la media de kilómetros ahora mismo para una de alta gama de entrenamiento serian 800-1000, unos 500-600 para una zapatilla mixta y unos 300-400 para una zapatilla de competición”, asegura Simon. Son unas cifras con las que coincide Martín aunque ambos matizan que existen una serie de criterios que pueden hacer variar estos datos como el peso de la persona -a más peso, más desgaste-, su forma de correr -pronador, supinador o neutro- o el terreno por el que lo haga -por ejemplo, el asfalto provoca más desgaste que otras superficies menos abrasivas- .

Pero también existe otro consejo que los aficionados al running deberían tener en cuenta para alargar la vida útil de su calzado deportivo, especialmente si entrenan todos los días: tener dos pares y alternarlos. “Las zapatillas de correr tardan unas horas en recuperar la elasticidad total tras una carrera larga. Si las usamos a diario, la EVA [el material usado normalmente en las suelas] perderá su elasticidad antes que si la alternamos con otro par”, explica Simon.

Así que ya sabes, ahora que, por fin, has elegido unas zapatillas perfectas para ti, tienes que buscar otras. O comprar las mismas dos veces, tú eliges.

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