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Serie Análisis Cooperación (1)
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cooperación + conocimiento: correcto e inteligente

Es la fórmula adecuada. La nueva ayuda al desarrollo está demostrando su valor como palanca de los esfuerzos de innovación que realizan actores estatales y no estatales en las regiones pobres del planeta

En lo más remoto del Sahel maliense se encuentra la comuna de Djiedugu, un conjunto de 34 villas que suma unos 34.000 habitantes. Viven sin apenas acceso a electricidad, a tecnología o a infraestructuras. Aquí, el acceso a agua potable y limpia es un problema.
En lo más remoto del Sahel maliense se encuentra la comuna de Djiedugu, un conjunto de 34 villas que suma unos 34.000 habitantes. Viven sin apenas acceso a electricidad, a tecnología o a infraestructuras. Aquí, el acceso a agua potable y limpia es un problema.Lola Hierro
Gonzalo Fanjul (ISGlobal) y Carlos Mataix (itdUPM)
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Una fundación española se alía con una ONG guatemalteca para acabar con la mortalidad materna de Centroamérica integrando tecnologías adaptadas, formación y diagnósticos remotos. Un consorcio entre grandes empresas españolas, una universidad madrileña, una ONG noruega y el ACNUR logra llevar energía a un campo de refugiados en el Cuerno de África. Algo más al sur, decenas de científicos y profesionales sanitarios mozambiqueños acarician el sueño del fin de la malaria gracias en parte a la inversión y formación realizada por la Agencia Española de Cooperación y un hospital de Barcelona.

El intercambio de conocimiento puede ser menos sexy que otras herramientas de la ayuda al desarrollo, pero en el momento y el contexto adecuados salva vidas, calienta e ilumina hogares y garantiza la cosecha del próximo año. En algunos casos, estas alianzas entre actores diversos y complementarios consiguen resolver un problema social o ambiental complejo con propuestas que no solo obtienen resultados inmediatos, sino que permiten la continuidad y la réplica de las soluciones.

Nosotros hemos llamado a este proceso los Círculos Virtuosos de la cooperación. Los Círculos están inspirados en una parte de la considerable experiencia acumulada por el sistema español de ayuda al desarrollo a lo largo de décadas y en decenas de comunidades por todo el planeta, que hoy puede ser puesta al servicio de la cooperación del futuro.

En México, Perú, Brasil o Etiopía, empresas españolas trabajan con actores locales y de la cooperación para garantizar el acceso de poblaciones pobres a fuentes de energía limpias, estables y asequibles

En plena revolución tecnológica y embridadas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030, las estrategias de la cooperación internacional ya no responden al contexto del pasado. Aunque en muchas regiones del mundo la transferencia directa de recursos financieros para mitigar la falta de servicios esenciales y proporcionar asistencia humanitaria siguen representando un papel imprescindible, la nueva ayuda al desarrollo está demostrando su valor como palanca de los esfuerzos de innovación que realizan actores estatales y no estatales en las regiones pobres del planeta. Una transformación en la que la creatividad tiene que ir acompañada de voluntad política, de instrumentos financieros apropiados y de un nuevo liderazgo capaz de alinear las capacidades complementarias de instituciones públicas y privadas en beneficio del interés común.

El sector de la energía ofrece un buen ejemplo de esta lógica. En países como México, Perú, Brasil o Etiopía, diferentes empresas españolas trabajan con actores locales y de la cooperación para garantizar el acceso de poblaciones pobres a fuentes de energía limpias, estables y asequibles que garanticen sus derechos y oportunidades. La introducción de tecnologías como los sistemas fotovoltaicos domiciliarios de última generación no es la única innovación que aportan algunos de estos proyectos. Las alianzas entre actores, los modelos de operación, mantenimiento y negocio o la regulación del sector han sido objeto de una reforma orientada a garantizar el impacto de los programas y asegurar su continuidad y ampliación en procesos de aprendizaje abierto. Incluso en contextos tan complejos como los de un campo de refugiados, una innovadora alianza entre actores, impulsada desde nuestra Agencia de Cooperación, ha logrado ofrecer soluciones mejor adaptadas, más eficientes y esperanzadoramente sostenibles.

En el caso del sector de la salud, los recursos de la cooperación oficial española han contribuido de forma determinante al esfuerzo internacional contra las enfermedades de los pobres. Millones de personas se han beneficiado de unas investigaciones realizadas de manera conjunta con equipos locales y que han dado resultados tangibles como el primer prototipo de vacuna contra la malaria o los avances más prometedores de las últimas décadas en la lucha contra el Chagas, una enfermedad parasitaria prevalente en América Latina que además afecta a 87.000 pacientes en España. La batalla por la salud global y el papel que la innovación puede representar en ella son terreno abonado para una estrategia que ofrece ventajas tanto para los países más vulnerables como para la propia capacidad investigadora de los donantes.

Tras siete años de recortes, la capacidad de atraer recursos ajenos se ha convertido en una cuestión de supervivencia para la Cooperación Española

Cada uno de estos casos –al igual que otros que hemos estudiado en los sectores del agua o la seguridad alimentaria– sugiere que es posible diseñar y poner en práctica estrategias fundamentadas en la creatividad, la colaboración, el enfoque sistémico, la flexibilidad y el aprendizaje continuado. Más aún, permiten atraer el apoyo económico de actores terceros, como los bancos multilaterales o los donantes privados. Tras siete años de recortes, la capacidad de atraer recursos ajenos se ha convertido en una necesidad de supervivencia para la Cooperación Española.

Durante los próximos meses, la Cooperación Española va a reconsiderar su estrategia política y presupuestaria, una oportunidad para actualizarse y aprovechar lo mejor de lo aprendido hasta ahora. Este proceso puede acabar de dos maneras: con un Plan Director vintage que replique el tablero gris de sectores, países y actores tradicionales; o con una visión verdaderamente transformadora, como propugnan los ODS, apoyada en instrumentos renovados y en un conjunto amplio de actores que saben que una cooperación buena para el planeta lo es también para sus propios intereses de futuro.

Algunas empresas, universidades y organizaciones sociales han comenzado a tomar la iniciativa. Las administraciones públicas pueden aprovechar este impulso, subirse al carro y multiplicar el impacto de sus políticas.

Este artículo forma parte de una serie de cinco piezas que analizan el concepto de los Círculos virtuosos de la cooperación y su relevancia para el futuro de la ayuda al desarrollo española. Utilizando ejemplos de los sectores de la energía, la salud global y la seguridad alimentaria, la serie ilustra la importancia del conocimiento y la innovación en la resolución de problemas complejos del desarrollo. Los Círculos virtuosos es una idea concebida conjuntamente por el Centro de Innovación y Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona.

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