Desmontando la vulnerabilidad de las mujeres migrantes
Poner el foco solo en la supuesta fragilidad de las migrantes sin prestar atención a sus fortalezas hace que se perpetúe esta mala imagen sobre ellas
Ya se ha dejado de ver a las mujeres migrantes simplemente como aquellas que son “traídas” o “reagrupadas” por sus maridos, algo que invisibilizaba a todas las que habían tomado esta decisión por sí mismas y establecían su proyecto migratorio. Pero aún queda por desmontar —entre otras— la idea de vulnerabilidad que recae sobre ellas.
Las mujeres migrantes no son mujeres vulnerables, son vulnerabilizadas. Lo que las ha llevado a eso es la existencia de un aparato jurídico-político-militar migratorio que crea una estructura vigilante, de externalización de fronteras, militarización de las rutas migratorias y criminalizadora. Un sistema que recuerda constantemente que no son ciudadanas y que está basado en el control racial, la privación de libertad en los Centros de Internamiento de Extranjeros, las deportaciones, las violaciones de los derechos humanos y derechos sociales a través del racismo institucional. Por medio de esas condiciones se crea esa situación, y no por ser una cualidad intrínseca de las mujeres migrantes. Es el resultado de una construcción de procesos, decisiones y leyes de dimensiones políticas, económicas y sociales.
Las mujeres han ocupado una posición subalterna en el sistema capitalista heteropatriarcal al coincidir categorías como las de ser mujer y migrante. El hecho de estar en una situación administrativa irregular las sitúa en una posición más subalterna si cabe ya que, por todos los modos, se les intenta invisibilizar.
Frente a estas situaciones, muchas mujeres migrantes han decidido reunir todas sus capacidades, fuerzas y herramientas, varias de ellas ya implantadas en sus países de origen. Vuelven a reutilizarl para autoorganizarse aquí esas estrategias que les permitieron hacer frente, por ejemplo, a las crisis político-económicas que afectaron sus vidas.
Esa historia y saberes son nuevamente puestos en práctica en un marco espacio-tiempo distinto, pero no por ello menos complicado, y es así cómo deciden nuevamente organizarse. Crean nuevas resistencias a través de un asociaciones, redes y espacios informales para hacer frente a esas violencias y discriminaciones a las que se ven expuestas como la violencia institucional, estructural, racista y machista. El hecho de crear un discurso hegemónico oficial poniendo el foco sólo en la vulnerabilidad que afecta a las mujeres migrantes sin prestar atención a sus fortalezas hace que se perpetúe esta construcción de vulnerabilidad en ellas.
Existe una voluntad política clara en no respetar los derechos de las personas migrantes
Continuamente se dice: “No hay una voluntad política para establecer políticas migratorias que respeten los derechos humanos de las personas migrantes”. Sin embargo, esa voluntad política sí existe y es firme: existe una voluntad política clara en no respetar los derechos de las personas migrantes, de mantenerlas sin voz, sin derechos. La voluntad política que se tiene es la de exclusión, es la de negar sus responsabilidades recogidas en los marcos jurídicos internacionales, es la de la Europa de la fortaleza. Y la de mantener a las mujeres migrantes ocupando las posiciones más bajas del orden socio-económico como empleadas de hogar y otros tipos de trabajo donde se da una etnización laboral, sin derechos, invisibilizadas, sin ser valoradas, en situaciones precarias expuestas a diversas violencias.
Desde Alianza por la Solidaridad se trabaja, entre otros principios, por asegurar que las personas migrantes puedan acceder a sus derechos humanos independientemente del país donde se haya nacido a través de un diagnóstico participativo que se llevará a cabo a partir de esta semana por la Associació per la Igualtat d’Oportunitats i Recerca amb Perspectiva de Gènere, conformada por un equipo profesional de mujeres migrantes.
Esta evalucación está apoyada por el Ayuntamiento de Madrid y se titula Mujeres Migrantes y Derechos Humanos: Intercambiando, tejiendo redes y fortaleciendo el ejercicio de los derechos y la participación de las mujeres migrantes en una sociedad global sin discriminación. Con él se busca visibilizar todas estas violencias y discriminaciones que sufren las mujeres migrantes y racializadas, pero también es necesario y fundamental reconocer y recoger su capacidad de agencia, sus aportes, sus demandas, sus estrategias para hacer frente a esas barreras y obstáculos que impiden su participación efectiva para ser tomadas como sujetos políticos. A partir de los resultados que se obtengan de este diagnóstico, las mujeres que hayan participado decidirán cuál será el plan de acción y de incidencia a seguir, en base a la lógica del proyecto: las protagonistas son las mujeres migrantes.
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