Qué queda de la crisis política
La pregunta es si estamos en una recuperación lenta, o si hay signos de cierta cronificación
En los manuales de autoayuda abundan argumentos sobre el lado bueno de una crisis. Te puede hacer más fuerte, dicen. Prometen una oportunidad para reinventarse. ¿Qué parte de dicha promesa es aplicable a una sociedad? Una de las consecuencias positivas de la crisis política en España es el aumento del interés por la política y de la frecuencia con la que los ciudadanos discuten o se informan sobre política en los medios. El descontento no derivó en mayor desafección, sino en más atención hacia los asuntos públicos.
¿Fue esa mejora suficiente? No para reinventarnos por completo, pues el nivel de partida era muy bajo. España ha sido tradicionalmente un país con un nivel alto de desinterés y desconfianza hacia la política. En la actualidad, quienes se interesan poco o nada por los asuntos públicos siguen siendo una mayoría (60%) y un 70% de ciudadanos reconoce no informarse nunca a través de Internet, según el CIS.
El cambio en el sistema de partidos tampoco parece haber mejorado los sentimientos de eficacia política. En 2016 había más ciudadanos convencidos de que los políticos no se preocupan de lo que piensa la gente (un 77%) que un año antes. Y el porcentaje de ciudadanos que cree que su voz cuenta es uno de los más bajos en la Unión Europea.
Si las mejoras en información e interés hacia la política han sido insuficientes para revertir el lastre de la desafección, ¿se han recuperado, al menos, aquellas percepciones sobre la política que empeoraron durante la crisis? De momento, no lo suficiente. La valoración de la situación política o de los partidos muestra una ligera mejoría en los últimos años, pero los indicadores siguen lejos de los de 2007.
Con estos datos, la pregunta es si estamos en una recuperación (lenta) de la crisis política o si hay signos de cierta cronificación: repuntes en la satisfacción con la democracia, la valoración de la situación política o sus actores, pero manteniéndose en niveles bajos. La cuestión es si el balance final será negativo porque lo que ganamos con la crisis no fue suficiente para reinventarnos y aquello que perdimos no se recupere. @sandraleon_
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