_
_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La momia es ella

La nueva reencarnación del personaje está cargada de novedades y tiene encanto

Sofia Boutella, en 'La momia'.
Sofia Boutella, en 'La momia'.

Lo prometido es deuda: vamos a hablar de La momia. Resumiendo: me ha gustado. Es una momia a tener en cuenta.

La nueva reencarnación del personaje, uno de los grandes arquetipos del terror, se ajusta bastante a lo canónico pero con jugosas novedades, empezando por eso de que la encuentren en Irak durante un combate con el ISIS, que ya es pertinencia, si se piensa. En la película de Alex Kurtzman, con Tom Cruise y Russell Crowe como reclamos, la momia protagonista es en este caso mujer (Sofia Boutella), y qué mujer: me refiero a cuando acaba su regeneración, porque antes da bastante asquito.

Tradicionalmente, la momia ha sido en realidad un momio (la RAE admite las dos variantes para el cadáver que por causas naturales o preparación artificial escapa a la putrefacción; otra acepción es “persona muy seca y morena”, que ya vale, y una tercera es “chollo”, que como que no). Efectivamente, las grandes momias cinematográficas, i.e. el Imhotep de Boris Karloff , su remake por Arnold Vosloo, o el Kharis de Lon Chaney, han sido individuos de género masculino embalsamados, por lo general sumos sacerdotes, que volvían a la vida cabreados pero con el propósito bastante romántico de resucitar también a las féminas de sus amores. Nótese que la fórmula estándar era chico/momio pierde chica/momia hace miles de años, chico resucita, chico encuentra chica algo ajada, chico devuelve a vida a chica montando en el ínterin un pollo considerable.

Boutella como la momia de Ahmanet.
Boutella como la momia de Ahmanet.

En la nueva La momia, la princesa Ahmanet lleva la voz cantante de la acción en una loa al feminismo de ultratumba signo de los tiempos y que honra a los guionistas. Ya no necesita la momia chica a un hombre para que la resucite, ¡quia!, sino que, al revés, es ella la que persigue resucitar a un tío, en este caso el dios Set (no se contenta con cualquier cosa Ahmanet), en el cuerpo de otro, Tom Cruise (lo dicho).

En la inversión que propone el filme, Cruise es el que huye como una damisela de la chica momia que le ha echado el ojo y que posee poderes hasta para zombificar a tu primo. Un inciso para señalar que el actor, que sale desnudo (he ahí un generoso spoiler), aparece tan musculado como si hubiera confundido Menfis con Capua y en vez de en La momia estuviera en Spartacus. Yo no sé qué habrá tomado Tom, pero me lo pido para la merienda.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_