Feliz treintena

Los aniversarios de las empresas, sobre todo cuando corresponden a fechas marcadas, ofrecen una buena oportunidad para hacer memoria, echar un vistazo a la propia historia y darla a conocer al público. Eso es exactamente lo que está haciendo ahora Armand Basi, que celebra una cifra redonda (treinta años desde su apertura) haciendo lo que siempre ha hecho: producir prendas de ropa y apostar por sus propias señas de identidad.

Aunque la fecha que ahora conmemora la firma catalana es la de 1987, año de su fundación, hay que remontarse casi cuatro décadas atrás para hallar los orígenes de una de las aventuras empresariales más significativas de la moda española. Concretamente, hasta 1948, cuando el empresario Armand Basi abrió un taller artesanal donde se confeccionaban prendas de punto de calidad. Aquel fue el germen de una trayectoria de éxito que culminó en la creación de una firma con su propio nombre en el ya citado 1987. En una época en que la moda española se debatía entre la debacle de la alta costura y la consolidación de su primera generación de diseñadores modernos, Armand Basi tenía músculo financiero e industrial para hacer lo que otros solo podían soñar: producir colecciones con vocación comercial destinadas a un nuevo tipo de público –urbanita, sofisticado, práctico– que no se sentía representado ni por los oropeles del lujo aristocrático ni por la masificación de las grandes marcas.

En otra muestra de modernidad, sus colecciones masculina y femenina discurrían a la par, con igual relevancia y presencia mediática. Era ropa moderna, cómoda, sensata y con un mesurado toque de diseño (o disseny, dado su origen), y el éxito no se hizo esperar. En pocos años, Armand Basi se convirtió en pocos años en una de las firmas españolas con más proyección internacional y con una base más sólida: abrió una gran tienda (en aquella época aún no se les llamaba flagship store) en Barcelona en 1994 y en 1998 empezó a desfilar en París. Luego llegaría la pasarela londinense, la expansión internacional de la casa y la inauguración de nuevas líneas de negocio (accesorios, cosméticos, objetos). Cuando el fundador de la casa, Armand Basi, falleció en 2009, dejaba tras él una trayectoria impecable de más de medio siglo durante el que acudió religiosamente cada día a trabajar en su oficina de Badalona.

Ahora, la firma ha decidido celebrar sus tres primeras décadas de historia con una colección cápsula que reivindica su mayor legado estilístico (el potencial práctico y estético del punto) en un conjunto de prendas reconocibles y que, paradójicamente, encajan a la perfección en la reivindicación de la moda deportiva de los noventa que marca actualmente el rumbo de la industria. De hecho, algunos de sus elementos más reconocibles, como el estampado cósmico que protagonizó una de las primeras colecciones de la casa (“Blue Moon", en 1988) regresa ahora con plena vigencia en parte de esta colección compuesta por 20 prendas en edición limitada de 30 unidades cada una. Fabricadas en Barcelona (el vínculo con la capital catalana es sin duda uno de los rasgos de identidad más marcados de la casa), se pueden adquirir exclusivamente a través de la tienda online de la firma, una empresa pionera en adivinar que vestir sin complicaciones (pero sin renunciar a la calidad y el diseño) se convertiría en la gran tendencia estilística del futuro.