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Zac Efron asegura que le gusta el riesgo. “Es la parte de mi personalidad que me enorgullece. El hecho de estar siempre a la búsqueda”, aseguró el actor a EL PAÍSdurante la presentación este mes de su último estreno, la adaptación al cine de Los vigilantes de la playa. Lástima que su filmografía no secunde estas palabras, porque Efron (1987, California) está encasillado en el papel de buen chaval con buen cuerpo desde que consiguió el amor de Hollywood con el éxito de High School Musical. Pero el chico bueno está decidido a sacar su lado oscuro interpretando a Ted Bundy, uno de los asesinos más populares en EE UU, ejecutado en 1989 sin que se supiera a ciencia cierta el número de mujeres que había matado y cuya cifra pudo llegar a la treintena.

Su papel, recientemente anunciado, en la película Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile parece describir todo lo que él no es, alguien extremadamente malvado, sorprendentemente cruel y vil. Sin embargo, los encargados de esta producción están seguros de que el actor tiene lo necesario para recrear la brutalidad con la que Bundy trataba a sus víctimas. No es la primera estrella de Disney que se pasa al lado oscuro. Otros como Justin Timberlake o Ryan Gosling se despidieron de sus papeles de niños buenos con asesinos como los que interpretaron en Alphadog (2006) o Asesinato 1, 2, 3 (2002), respectivamente. Lo mismo que le pasó a Christian Bale, que alcanzó su madurez como actor cuando dio vida al psicópata Patrick Bateman en American Psycho.

Rondando la treintena, Efron lleva tiempo buscando esa madurez, aunque sin mucho éxito. En comparación con la fama y el dinero que le han dado títulos como Hairspray (2007), 17 Otra Vez (2009), Malditos Vecinos (2013) o las diferentes entregas de High School Musical, su paso por papeles más serios como los de Orson Welles y yo (2008) o El chico del periódico (2012) han caído en el olvido. “No soy de los que piensa nunca que he llegado a la cima. Soy más bien de los que cree que lo importante es continuar con el esfuerzo. Aunque fracase. Lo que aprendes es lo que te hace más fuerte”, reconoció a este diario con ese tono de introvertido extrovertido con el que se describe y que ha adoptado desde hace unos años.

Efron no es un ángel. Hijo de un ingeniero eléctrico y una secretaria, también pasó por esa etapa en la que protagonizó los escándalos que le dieron fama. Como dijo en una ocasión, crecer conlleva muchos problemas y todo se agranda cuando se vive bajo el microscopio de las redes sociales. La bebida, las drogas y un incidente en el que acabó peleándose con un sintecho en las calles de Los Ángeles le llevaron a un centro de desintoxicación. El actor asegura haber encontrado su camino en Alcohólicos Anónimos y mantiene un cuerpo sano que consigue a base de un régimen metódico, agua alcalina y acostándose temprano. Para conseguir el esculpido cuerpo que luce en Los vigilantes de la playa, dice que se preparó “como un mulo”, y en ello sigue, “aunque ahora ya no tanto”.

Este parece ser el momento Efron. Junto a su próximo papel como Ted Bundy, acaba de concluir el rodaje de The Greatest Showman, película centrada en el empresario y artista circense Phineas Taylor Barnum, donde no le importó encarnar un papel secundario con tal de trabajar con Hugh Jackman. “Va a ser algo único y diferente”, resumió de un rodaje musical “muy intenso” en el que se sintió como si volviera al teatro. Una afirmación que en el lenguaje de un actor se puede traducir como que “esta actuación va más allá de la cara bonita”.

Una nube artística que podría completar su supuesta relación con la también actriz y compañera de Los Vigilantes de la playa Alexandra Daddario. Ambos lo han negado pero su visible complicidad, y ese “por ahora” añadido a su negativa, augura otro posible paso en la madurez de Efron.