Salud democrática
Resulta desesperanzador ver a todos los partidos que engloban la oposición parlamentaria lanzarse acusaciones mutuas y pelearse entre sí en lugar de buscar la convergencia básica suficiente que les permita unir fuerzas contra un partido gobernante infectado hasta el tuétano por la corrupción, hasta el punto de ser tratado en algunos estamentos jurídicos oficiales como “organización criminal”. Cuando se ataca lo prioritario, que es la decencia en política, no se justifica la lucha por el espacio electoral. Lo primero es recuperar la salud democrática.— Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey (Madrid).
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