Pregunte en recepción quién es el padre de su hijo
Un tribunal de Múnich decide entre el derecho a la intimidad y el de paternidad
Bien podría ser un vodevil en versión norteuropea, pero no lo es en absoluto. Se trata de un curioso caso judicial real, en el que el derecho a la privacidad se ha enfrentado al de la paternidad. ¿El vencedor? Un hotel que se niega a desvelar la identidad de un hombre misterioso y al que la justicia alemana finalmente le ha dado la razón.
La historia es la siguiente: una mujer pasa tres noches de verano en un hotel con un desconocido en la localidad de Halle, situada al este de Alemania. El hombre, que recibe en el segundo piso, se presenta con el nombre de Michael. Nueve meses más tarde nace Joel, un bebé fruto de aquellas noches de hotel.
La madre quiere saber quién es el padre y exigirle la pensión correspondiente. Sabe que responde al nombre de Michael y en qué piso tuvieron lugar los encuentros, pero esa información no es suficiente.
Aquella noche de junio de 2010, había hasta cuatro hombres llamados Michael alojados en el hotel. El establecimiento se niega a desvelar la identidad del padre de Joel, porque según esgrime su dirección supondría desvelar la identidad de los tres restantes. Y eso no es posible, según las estrictas leyes alemanas, garantes de una privacidad, que ya fue usurpada a sus ciudadanos en el pasado más oscuro de este país.
Un tribunal de Múnich, ciudad donde tiene la sede central la cadena de hoteles, acaba de publicar la sentencia en firme.
“El tribunal reconoce el derecho de los hombres afectados a la privacidad de su información y a la protección de su matrimonio y su familia”, ha dicho el tribunal de la capital bávara.
“Los hombres concernidos tienen derecho a que se respete su esfera íntima y personal, lo que les protege de tener que desvelar sus relaciones sexuales”, ha añadido el juzgado en un comunicado, que ha titulado —con evidente sorna— “la ruleta paternal”.
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