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CLAVES
Columna
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Izquierdismo pro-Le Pen

Mélenchon llamó en 2002 a votar al derechista y corrupto Jacques Chirac para cerrar el paso al padre de Marine Le Pen

Xavier Vidal-Folch
Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical francesa.
Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical francesa. CHRISTOPHE PETIT TESSON (EFE)

Solo hay una posibilidad de que el ultraderechismo xenófobo ocupe el próximo domingo la presidencia de la República Francesa, la lleve al caos y deshilache Europa.

Solo una, y es remotísima, pero no imposible. Consiste en que se diluya el Frente Republicano, la conjura de todos los partidos democráticos que ven al lepenismo como un parafascismo heredero del colaboracionismo de Vichy con los nazis. Y pues, no un rival de partido, sino un enemigo radical de la República, la democracia y la civilización.

Y solo hay una posibilidad, aunque muy remota, de que eso suceda. Que los votantes ultraizquierdistas —y otros— se dejen seducir por la equidistancia practicada por su líder, Jean-Luc Mélenchon “entre la extrema finanza y la extrema derecha”: entre el socioliberal Emanuel Macron y la ultra Marine Le Pen.

Para no definirse, alega Mélenchon que él no es “ni un gurú ni un guía”. Pues vaya, si renuncia a guiar, ¿por qué no dimite como líder de su movimiento Francia Insumisa? Este Mélenchon es quien en 2002 llamó a votar al derechista y corrupto Jacques Chirac para barrar el paso al padre de Marine y fundador de su partido, al lema de “Usad guantes, pinzas, lo que sea, pero votad, haced caer a Le Pen”. E hizo bien.

¿Qué ha cambiado desde 2002? A mejor, el perfil del candidato demócrata: Chirac era carca y Macron, no. A peor, que estamos ante dos Melenchones distintos, dada la anguitización del personaje: el de 2002 militaba en el ala izquierda del socialismo; ahora es un populista, ferviente y confeso admirador de Pablo Iglesias Turrión y de Hugo Chávez Frías.

De momento, su equidistancia ya ha favorecido a Le Pen, en cuanto desdemoniza el parafascismo, lo legitima como si fuera un contrincante y no un enemigo de la República. Y, al no desdeñar la abstención en la segunda vuelta, avala su posible elección.

El movimiento izquierdista Democracia en Europaha llamado a movilizarse contra la candidata lepenista. Algunos melenchonistas interpretan que solo se trata de “no votar a Le Pen”, para nada de “votar por Macron”. “Falso”, corrije su fundador, el griego Yanis Varufakis. La decisión, recuerda, “fue hacer todo lo que pudiéramos para asegurar que Le Pen no gane la presidencia francesa, y eso significa una sola cosa: ¡vota Macron!”.

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