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Así es la sesión de psicoanálisis que nos ayuda a elegir perfume

Penhaligon’s, la firma británica de perfumería, inventa un método para que sepamos qué fragancia somos

Xavi Sancho
The Duke: una fragancia para él y para ella. Así es él.
The Duke: una fragancia para él y para ella. Así es él.

En Burlington Arcade está prohibido silbar. Esta galería comercial londinense, construida a principios del siglo XIX en Piccadilly, mantiene una serie de normas de la época. Y esta es una de ellas. No se podía silbar porque era la forma en la que los rateros se comunicaban. Hoy, aún no puede silbar nadie, excepto dos personas. Una es un niño que ganó una apuesta a uno de los bedeles que la patrullan. La otra es Sir Paul McCartney, quien la cruzaba cada día camino de las oficinas de Apple Records, que estaban aquí al lado.

Un día pasó silbando y fue amonestado. El beatle adujo que estaba componiendo y se le dio un permiso especial del silbido. Hay pocas cosas más inglesas que la naturaleza y la historia de esta galería comercial y no existe ninguna casa cosmética más británica que Penhaligon’s.

1. Duchess Rose: fresca, bella y joven, pero con un cierto halo de melancolía.  2. Lady Blanche: una mujer de carácter y un perfume con prestancia.  3. Lord George, todo un hombre: se le respeta del mismo modo que se le huele.
1. Duchess Rose: fresca, bella y joven, pero con un cierto halo de melancolía. 2. Lady Blanche: una mujer de carácter y un perfume con prestancia. 3. Lord George, todo un hombre: se le respeta del mismo modo que se le huele.

Como no podía ser de otra forma, la marca tiene una tienda en Burlington Arcade. En su planta superior, además, se hace psicoanálisis. “¿Cuál es tu sueño recurrente”, nos pregunta allí una bella mujer con un ligero acento eslavo. “Cuando piensas en tu infancia, ¿en qué material piensas?”, continúa. Tras unos 15 minutos respondiendo preguntas entre lo sorprendente y lo indiscreto, la mujer nos da a elegir entre dos perfumes de Penhaligon’s. De la amplísima gama de fragancias creadas por la firma que fundó en 1860 William Henry Penhaligon en una barbería en Jermyn Street –sólo para hombre suman 26–, ella nos da a elegir entre dos.

En la muñeca izquierda, Blasted Bloom, la primera vez en nuestra vida que nos topamos con un perfume que huele a mar. En la derecha, Lothair, que es ginebra y té. “Ahora te gusta Blasted Bloom, pero en cinco minutos elegirás Lothair”, nos dice. Al cabo de cinco minutos, le damos la razón. Lo que hemos vivido es la escenificación de una de las nuevas opciones para seleccionar perfumes de la casa inglesa fundada por el perfumista oficial de la Reina Victoria.

Una familia inglesa

Se ha concebido como una especie de folletín que podría durar décadas. El equipo creativo de Penhaligon’s ha creado una serie de personajes, arquetipo algo revoltoso de una familia de la nobleza victoriana. Lord George, un padre de familia leal al rey… y a su amante. Lady Blanche, su esposa, figura de la vida social del West End… y guarda un secreto. Duchess Rose, la hija, casada… y desdichada. The Duke, el yerno excéntrico… y ferviente creyente de la religión del amor libre. Pronto habrá más personajes. Más fragancias.

En su web y en unas pantallas instaladas en su remozada tienda de Regent Street se puede ir respondiendo a todas las preguntas que nos ha hecho esta mujer eslava y, al final, el sistema ofrece opciones de perfume. Si se hace en la tienda, uno puede acercarse al tester. Si se hace por la web, la marca envía muestras para que uno se decida. “Eres muy impulsivo y crees que eres más valiente de lo que realmente eres. Por eso sabía que no podrías con Blasted Bloom”, nos comenta la mujer antes de salir de la tienda.

Una hora más tarde, en el Mark’s Club, un actor ataviado de mayordomo nos presenta la historia de los cuatro personajes ficticios que inspiran la nueva colección de la firma: Portraits. Antes del ágape, se me acerca y me susurra: “El personaje que eres tú aún no lo hemos lanzado”. Y desaparece.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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