Una comunista sin representación
Hasta hace poco yo me consideraba una votante de izquierdas. Militante de IU en tiempos de Anguita, igual que muchos, vio en el 15-M el resurgir del movimiento social y en Podemos la frescura que en los ochenta respiraba el PSOE. Ya sus peleas internas y su criba errejoniana ha despedido un pequeño tufo estalinista que asusta a los que creemos en un comunismo democrático, pero el Tramabúsha sido el colmo del desatino propagandístico.
No sé qué aporta políticamente a gente que, como yo, a los 47 años ha sido despedida por costar mucho dinero o no querer hacer millones de horas extras por el mismo precio. ¿Qué hace por los jóvenes a los que tanto nombra y que tienen que irse del país porque aquí no hay trabajo? Pablo Iglesias se ha convertido en el abanderado de los cabreados, de los que no saben discutir en el Parlamento y antaño recurrieron a las armas, de los que persiguen a los medios de comunicación por pensar de manera diferente. Empieza a darle la razón a los que le comparan con Maduro y a los de izquierdas nos cuesta cada vez más trabajo defenderle.— Ana García.
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