Janet Jackson se separa de Wissam al Mana porque la “controla demasiado”
La cantante, de 50 años, fue madre hace tres meses y se la ha visto con ropas islámicas rigoristas
Janet Jackson se ha separado de su marido, el multimillonario catarí Wissam al Mana, apenas tres meses después de haberse convertido en madre, ya con 50 años. Personas próximas a la familia alegan que la ruptura se debe a que Al Mana se había vuelto "demasiado controlador", hasta el punto de "dictarle" qué vestuario tenía que lucir en los conciertos: trajes mucho más tapados o recatados que aquel que provocó el escándalo del pezón en la SuperBowl de 2004 .
La separación, adelantada por Page Six, viene precedida de la reclusión por parte de la cantante para dedicarse a ejercer su papel de madre y esposa. Incluso llegó a vestir con rigor islámico durante su embarazo y después. "La estaba volviendo loca y la estaba separando de sus fans", asegura una de las fuentes del citado portal. Todo muy alejado del famoso pezongate.
Janet Jackson, que en los ochenta y noventa fue una de las artistas más importantes con unas ventas de más de 100 millones de discos, se casó en secreto hace cuatro años con Al Mana, a quien conoció en 2010 en la inauguración de un hotel en Dubái. En enero pasado la pareja tuvo a su hija Eissa. Pero, los problemas continuaron e incluso se agravaron cuando la madre de Janet, Katherine Jackson, ser marchó de Londres tras estar dos meses con la pareja con motivo del nacimiento. "Fue entonces cuando Janet tomó la decisión de separarse".
La pareja apenas se ha dejado ver en público. Poco se sabe de Al Mana, más allá de que amasa una enorme fortuna y que ha cambiado la vida de la artista. Nació en Catar hace 41 años y se crió en el oeste de Londres. Después se trasladó a Washington, donde cursó sus estudios universitarios. De nuevo en la capital británica, hizo un máster en Económicas y pasó a dirigir la empresa de su padre, que comparte con sus dos hermanos.
Está al frente de un imperio que controla las tiendas de Zara, Mango o Harvey Nichols en Oriente Medio, y marcas como Hermès o Alexander McQeen. El conglomerado le ha generado una fortuna estimada en 1.200 millones.
