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Óscar Jaenada: “No hagas ni caso a mi Wikipedia. La mitad es mentira”

Aprendió inglés viendo ‘Los Soprano’, hace carrera en Hollywood y no deja de combatir: "Nuestra libertad de expresión peligra"

Almudena Ávalos
Óscar Jaenada posa para ICON convencido de que la futura historia de España hablará mucho de Javier Bardem.
Óscar Jaenada posa para ICON convencido de que la futura historia de España hablará mucho de Javier Bardem.Ximena Garrigues y Sergio Moya

Cuando Óscar Jaenada (Barcelona, 1975) habla con naturalidad de “el Johnny” o “el Benicio”, no se refiere a colegas de su infancia, son Johnny Depp y Benicio del Toro. Después de haber entablado amistad con ellos y haber trabajado además en películas con Matt Damon, Tilda Swinton, Robert de Niro o Bruce Willis, entre otros, confiesa que no tiene ni un ápice de mitomanía. “He ido comprobando que los grandes son los más respetuosos, los que mejor trabajan y los más humildes”, dice. “En EE. UU. mi cara no es común y por eso me han dado más trabajo. En España casi todos los días hay alguien que me dice por la calle: ‘¡Coño, te pareces a mi primo!”.

Al hablar, Jaenada saca brillo a la autenticidad del chico de barrio que fue y sigue siendo. Es parte de su encanto. Pero, ¿qué hay del chaval que comenzó en series como A las 11 en casa o Al salir de clase? “Sabía que cada figuración o pequeño papel era un proceso. No me han regalado nada ni he tenido más suerte que nadie. Ha ido peldaño a peldaño”, dice orgulloso mientras se hace una coleta con esos dedos suyos repletos de anillos.

Óscar quiso hacer cine y debutó protagonizando Noviembre, de Achero Mañas, en 2003. Le interesó la ficción independiente estadounidense y rodó con Jim Jarmusch Los límites del control (2009). Después quiso probar suerte en Hollywood y metió la cabeza en Piratas del Caribe. Y en 2014 protagonizó uno de los mayores éxitos del cine mexicano, Cantinflas.

"Las altas esferas gubernamentales intentan destruir nuestro cine. Solo respetan a los toreros. Y ya me dirás tú qué artistas son esos”

¿Qué será lo próximo? El Quijote de Terry Gilliam”, responde con emoción. “Me llamó para felicitarme por Cantinflas y forjamos amistad. Después me pidió que estuviera en su película. Y yo, de cabeza porque él es historia del cine. Es sátira. Es ironía. ¡Es los Monty Python!”. Está claro que Jaenada se ha convertido en uno de nuestros actores con más presencia internacional.

“Pero no hagas ni caso a la Wikipedia”, advierte. “La mitad es mentira. Comienza diciendo que soy gitano. Y no me importaría serlo, pero me jode que lo ponga porque uno de los retos de hacer de Camarón [filme por el que ganó el Goya al mejor actor en 2006] era entender e interpretar una raza que no venía en mi sangre”. Ese es el primer dato suyo que arroja Internet, así que del resto ni hablamos. Vayamos a lo que no se cuenta. Como que, desde que trabajó a las órdenes de Jarmusch en Madrid, el director solo le recuerda con su Vespa. “Siempre me dice que es mi novia. Me encanta parar en los pasos de cebra, mirar a la gente sin ser reconocido y no dejar pasar a los encorbataos”, defiende con voz canalla.

Vive entre EE. UU., Madrid y San Sebastián, donde está su hijo. Y acaba de terminar el rodaje de Escobar, la última cinta de Fernando León de Aranoa, protagonizada por Javier Bardem y Penélope Cruz. “Es una maravilla poder trabajar con los dos actores que más he admirado en mi vida”, cuenta. Parece que Escobar no pasa de moda. “Este alucine que hay por su vida marca lo que nos está pasando. El mundo de Pablo Escobar nos demuestra cómo un Donald Trump puede llegar a ser presidente. Y no de la comunidad de vecinos sino del mundo entero”.

Ximena Garrigues y Sergio Moya

Óscar no para de trabajar. Tiene pendientes varios estrenos, como la inglesa The white room, la española Oro, de Agustín Díaz Yanes, y la hollywoodiense Snatched, con Amy Schumer y Goldie Hawn. “De EE. UU. me gusta su industria cinematográfica, pero aquí también hacemos las cosas bien. Lo que sucede es que desde las altas esferas gubernamentales intentan destruir nuestro cine”, defiende encendido.

“Tenemos un gobierno de pura derecha desde hace muchos años. Y nuestra libertad de expresión peligra. Antes de tuitear algo tenemos que pensar si vamos a ir a la cárcel o si nos van a imputar delitos como a los titiriteros, que por sacar una pancarta que tiene que ver con su obra de teatro les encierran por enaltecimiento del terrorismo. El Gobierno solo respeta a los toreros. Y ya me dirás tú qué artistas son esos…”.

Otra cosa que no comprende es que se doblen las películas al español. “Yo aprendí inglés viendo Los Soprano y todo el cine en versión original. Doblarlo es una cacicada y por eso ningún presidente del gobierno español ha hablado inglés. Pero sé que en la historia se hablará de Javier Bardem y no de Mariano Rajoy o José María Aznar. La cultura es lo que queda y estos acabarán en el olvido”.

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