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Tentaciones

Fan Fic Fun: El día que Ferreras perdió el habla

Borja Cobeaga ha dirigido la películas No controles y Negociador, y coescrito los guiones de Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes. A veces ve Al rojo vivo

Se despertó en el plató, cosa que sucedía 4 ó 5 veces por semana. Aunque el lugar no tenía ventanas, se dio cuenta de que ya era de día y se lamentó. Con los ojos entreabiertos vio a la señora de la limpieza pasando una mopa por la mesa, su mesa. O "puente de mando", como le gustaba llamarla. Se lamentaba porque no había sucedido nada en el mundo durante la noche. Cuando un hecho noticiable acontecía en mitad de la madrugada tenía la habilidad de despertarse 2 minutos después de que sucediera. Como los que se desvelan antes de que suene el despertador, su subconsciente era capaz de intuir que unos terroristas habían cometido un atentado en Alemania, Putin había atacado una república exsoviética o un nuevo caso de corrupción se había destapado en Valencia. La mujer de la limpieza saludó con un "buenos días" y Antonio García Ferreras se incorporó, alzó la mano y dijo "buenos días". Pero ningún sonido salió de su boca.

¿Una afonía? Cuando le pasaba al menos le salía un hilillo de voz. Sus afonías eran frecuentes ya que en muchas ocasiones se pasaba 20 horas en su "puente de mando" conduciendo programas especiales sobre la crisis del PSOE o la Gurtel. Corrió a la cafetería de La Sexta y por señas consiguió que el camarero le sirviera un agua con limón. Se la bebió como si fuera el Santo Grial y se aclaró la garganta. Nada. Mudo. En pocas horas Al rojo vivo iniciaba su emisión.

Joan Alturo

Acudió a la enfermería de La Sexta, la única cadena de televisión con servicio médico las 24 horas del día. Fue una exigencia del propio Ferreras: si desfallecía durante una maratoniana jornada informativa lo mejor era tener un equipo médico que le administrara suero para seguir al pie del cañón. Esos largos días también solía llevar una sonda para no tener que ir al servicio. Un minuto después de entrar en la enfermería le estaban inyectando cortisona, pero tampoco funcionó. Así, un nuevo programa de Al rojo vivo comenzó con Ferreras incapaz de articular palabra.

Intentó conducir el debate con una pizarra Vileda, porque hacía años había visto la película El piano y la muda protagonista se comunicaba así con los demás. Lo único que consiguió con la pizarra es que Eduardo Inda chillara aún más de lo habitual. Tras un par de gritos de Inda, Ferreras escribió en la pizarra: "Estoy mudo, no sordo". Pero fue lo único que consiguió moderar, ya que la velocidad de habla de sus contertulios era mucho mayor que su capacidad para redactar en la pizarrilla. Al final decidió, frustrado, escribir "Más periodismo" y mostrarlo a cámara durante todo el programa, como si fuera un estado de Facebook.

Al final decidió, frustrado, escribir "Más periodismo" y mostrarlo a cámara durante todo el programa, como si fuera un estado de Facebook

Acabada la emisión, Ferreras se tumbó en su colchoneta. Se recostó, se hizo un ovillo y cerró los ojos con fuerza. Lo único que le apetecía era dormir, pero le era imposible conciliar el sueño, sobre todo porque un foco de 1000 watios de potencia le estaba dando en plena cara. Entonces tuvo una iluminación, como él pensó en un agudo juego de palabras que le dio pena no poder compartir con los demás. Se puso en pie, se subió a una escalera y movió la parrilla de focos. Colocó filtros de colores y se puso tras los mandos del control de luminotecnia. En el plazo de 15 horas inventó un nuevo lenguaje con las luces del plató: una gramática completa para expresar sus veloces pensamientos. Tardó varios días en enseñar a Marhuenda, Pablo Iglesias y Ana Pastor "el idioma de las luces de colores", pero sabía que al final todos los periodistas y políticos de España lo aprenderían. Más tarde lo harían sus espectadores. Así sucedió: en menos de una semana esa comunicación de lucecitas que se encendían y apagaban como las de los extraterrestres de Encuentros en la tercera fase se propagó por España como un virus. Ferreras hablaba subiendo y bajando las cremalleras de la mesa de luces y toda España callaba admirada.

Cuando al mes de quedarse mudo Ferreras despidió Al rojo vivo con 2 segundos de luz roja y medio segundo de foco azul (que en su idioma significa "más periodismo"), imaginó que algún día el mundo entero se comunicaría así, con luces de colores.

Sobre el autor: Borja Cobeaga ha dirigido la películas No controles y Negociador, y coescrito los guiones de Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes. A veces ve Al rojo vivo

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