Día Mundial del Agua: Seis grados de separación
Las enfermedades producidas por agua contaminada matan a más gente que cualquier forma de violencia, incluida la guerra. Y son causa y consecuencia de la pobreza y la desigualdad
7.30 am. Paloma, 28 años, trabaja como profesora en un colegio de A Coruña. Le cuesta madrugar, así que se levanta amodorrada. Se lava la cara, va al baño y se sirve un café. Se da una ducha rápida. Se cepilla los dientes. Lava su taza del desayuno y sale corriendo para no perder el autobús. Antes de salir deja puesta una lavadora.
4 am. Rosa vive en El Naranjo, una comunidad pobre de Nicaragua. Tiene 28 años. Se levanta muy temprano porque tiene que llevar a sus dos hijos a bañar al río, que está a una hora de casa. Está oscuro y va con miedo de que les asalten. Regresa cansada, porque debe acarrear sobre su cabeza un enorme y viejo bidón para que su familia no muera de sed, y pueda lavar la ropa y los platos. Dice que padece mucho dolor de cabeza, por el peso. Sus niños han sufrido en los últimos meses varios episodios de diarrea debido a la mala calidad del agua, que les ha impedido ir a la escuela regularmente.
Hace unos años, se puso de moda una teoría que quería probar que dos personas, cualesquiera en la Tierra, pueden estar conectadas por una cadena de seis enlaces. Seguramente habrán oído hablar de ella. Se llamaba Seis grados de separación. La humanidad, defiende esta tesis, está más interconectada de lo que creemos. Sin embargo, las condiciones de vida de las personas siguen siendo muy distintas. Poner la lavadora, cepillarse los dientes, tirar de la cadena, ducharse, fregar los platos o lavarse la cara son seis hábitos que, a veces, en nuestro país, damos por supuestos. Las vidas de Paloma y Rosa tienen grandes diferencias. Tener un sistema de desagüe es una de las principales y constituye una mejora que es, para muchas personas, difícil de alcanzar. Además, supone el primer paso para disfrutar de la salud, para acceder a una educación digna o para lograr levantar un pequeño negocio y generar ingresos.
Una mejora que supone una inmensa diferencia. Porque las enfermedades producidas por agua contaminada matan a más personas que cualquier forma de violencia, incluida la guerra. Y son causa y consecuencia de pobreza y desigualdad.
La falta de agua, saneamiento e higiene causa 842.000 muertes al año. Por el contrario, según la OMS, la mejora del saneamiento reduce las enfermedades por diarrea en un 32%
Salud
La falta de tratamiento de las aguas residuales provoca que el agua que se consume, o con la que se riega, esté contaminada con material fecal, o con químicos perniciosos. Es también la causa de enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. La falta de agua, saneamiento e higiene causa 842.000 muertes al año. Por el contrario, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mejora del saneamiento reduce las enfermedades por diarrea en un 32%.
Aguas residuales
Si este tipo de intervenciones tienen tantas ventajas para el desarrollo, ¿qué está pasando en el mundo para qué 2.400 millones de personas aún no tengan acceso a saneamiento? ¿Y en América Latina? La cobertura de sistemas de saneamiento por alcantarillado en esta región solo llega, según los expertos, al 58% de los habitantes en las zonas rurales y al 88% de las ciudades.
La cooperación española, comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuenta con amplia experiencia en la gestión del agua a través del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento
En primer lugar, se trata de un servicio invisible. Frente al disfrute inmediato que supone abrir el agua de un grifo, el tratamiento de aguas residuales no se visualiza por parte de los usuarios que desconocen sus beneficios para la salud o para el medio ambiente. En segundo lugar, el saneamiento requiere de obras de gran alcance que necesitan mantenimiento y participación de muchos actores. Y, por último, requiere grandes presupuestos (se necesitan todavía 63.352 millones de dólares para lograr el acceso universal al saneamiento en América Latina y el Caribe).
Un Objetivo de Desarrollo fundamental
Naciones Unidas es consciente de la importancia de las aguas residuales para el futuro de la humanidad y por eso ha incluido, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), uno específico que busca asegurar un acceso adecuado y sostenible al agua (ODS 6). Entre las metas de dicho objetivo se incluye el acceso universal al agua y saneamiento, así como reducir a la mitad la proporción de aguas residuales sin tratamiento y aumentar el reciclado y la reutilización.
Como explicaba Léo Heller, actual Relator Especial sobre el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, los ODS en materia de agua sólo se conseguirán contando con la participación de la cooperación internacional. Pero también la determinación y la energía de la población afectada, y la voluntad de sus gobiernos por mejorar sus condiciones de vida, son aportaciones fundamentales para lograr el acceso universal al “vital líquido”, como le llaman en América Latina.
El Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento
La cooperación española, comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuenta con amplia experiencia en la gestión del agua y la canaliza a través del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento que gestiona la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID). Actualmente este Fondo desarrolla 67 programas en 19 países de América Latina y gestiona 1.300 millones de euros que benefician a tres millones de personas. El tema elegido por la ONU para el día internacional del agua este año es Aguas Residuales y tiene una importancia decisiva para el Fondo, dado que en sus intervenciones se trata de aportar agua a las comunidades que la necesitan, de recoger el agua ya usada y de tratarla adecuadamente. De nada sirve colocar un grifo si luego el agua no se trata y se vierte contaminada al medio ambiente.
En Nicaragua, la tierra de acogida de Rosa, el Fondo está trabajando para garantizar los derechos humanos al agua y al saneamiento a 241.200 personas, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Gobierno de Nicaragua, proveedores de servicio y las ONG españolas Amigos de la Tierra y Alianza por la Solidaridad. Estos programas han servido, además, para conseguir recursos adicionales de la Unión Europea a través de la Facilidad de Inversiones para América Latina (LAIF), que apalancan fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Todos ellos, unidos a las contribuciones del Gobierno nicaragüense, permiten financiar el Programa Integral Sectorial de Agua y Saneamiento Humano liderado por la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (ENACAL).
En unos meses Rosa tendrá por fin un desagüe y un grifo gracias a la solidaridad española, a la que Paloma contribuye. La cooperación internacional es una herramienta que sirve para unir personas, y gracias a ella la vida de Rosa y Paloma están hoy un poco más cerca.
No son las únicas dispuestas a cambiar las cosas. Somos ya millones, las personas e instituciones en América Latina y España que hemos puesto la voluntad política, los fondos, la tecnología y el conocimiento para conseguir agua potable y saneamiento para todos y todas. Hoy, Día Mundial del Agua, queremos recordarlo. Es una lucha global y urgente. Que salva vidas.
Carmen Jover Gómez-Ferrer es jefa del Departamento del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento y Jaime del Rey Gómez-Morata es jefe de Servicio del Departamento del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento.
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