“De poco sirven las infraestructuras, sin un enfoque de género”
Léo Heller, relator especial de Naciones Unidas, lamenta que mujeres y niñas sean la categoría más discriminada en el disfrute del derecho a agua y saneamiento
Construir infraestructuras es necesario, pero no suficiente para garantizar el disfrute completo del derecho humano a agua y saneamiento, según el relator especial de Naciones Unidas, el brasileño Léo Heller. De poco sirven las construcciones, si no toman en cuenta las necesidades específicas de mujeres y niñas, como por ejemplo las relacionadas con el higiene menstrual. Para paliar la ausencia de un enfoque de género, el profesor del Departamento de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil) aboga por una mayor participación femenina en los procesos de toma de decisiones para que una mejora de sus derechos en este ámbito sea un primer paso para superar la pobreza y empoderar también a sus hijos, familias y comunidades.
Mujeres y niñas, insiste, son las principales víctimas de violencia en baños públicos y lugares de defecación al aire libre, pero este fenómeno no se limita a ellas. Heller considera que las agresiones sexuales a niños, pese a ser bastante comunes, son objeto de escasa atención, debido a la vergüenza o los tabúes sobre homosexualidad, que disuaden a los menores de denunciar.
Pregunta. ¿Cuáles son las perspectivas para cumplir con la Agenda 2030 en el ámbito de los derechos humanos al agua y saneamiento?
Respuesta. La Agenda 2030 aspira a lograr la universalización de estos derechos, pero no de cualquier manera: los servicios tendrán que ser asequibles y de calidad y, particularmente en el caso del saneamiento, tener en cuenta el enfoque de género. Las exigencias son mayores frente a las metas fijadas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio y será necesario mucho esfuerzo, no solo por parte de los gobiernos nacionales, sino también de la cooperación internacional. Soy optimista, pero hay muchos desafíos de diferente naturaleza, empezando por la ampliación del acceso físico de las personas a los servicios de agua y saneamiento. Al mismo tiempo, hay que mejorar la prestación en términos de calidad y asequibilidad para los que ya tienen disponibilidad.
Podremos construir infraestructuras para proteger a las mujeres solo si ellas se implican en la toma de decisiones
P. ¿Cuál es el impacto de la falta de acceso al agua y saneamiento sobre mujeres y niñas?
R. Cuando en una casa no hay agua, las mujeres y las niñas tienen que ocuparse del abastecimiento, lo que significa que dispondrán de menos tiempo para ir a la escuela. La ausencia de instalaciones adecuadas en los centros educativos también influye en que las niñas dejen los estudios temprano.
Hay muchos casos documentados de agresiones sexuales a mujeres que hacen sus necesidades alejadas de casa o durante la noche. Otro tema que no se está tomando lo suficientemente en cuenta es la gestión de la menstruación, que está relacionado con la forma en la que están diseñados los baños, que muchas veces están hechos por hombres para uso de otros hombres.
En muchos países, la menstruación se considera algo impuro, del que avergonzarse. Entre las consecuencias de esta manera de pensar está, por ejemplo, el hecho de lavar el material menstrual y secarlo en lugares aislados y oscuros, algo propicio para la proliferación de elementos patógenos.
Hay que adoptar medidas para subvenir a las necesidades materiales de las mujeres, algo que puede servir de punto de partida para luchar contra las desigualdades de género en su conjunto. Podremos hacer bien las instalaciones para proteger los derechos de las mujeres solamente si ellas mismas se implican en el proceso de toma de decisiones.
Los baños muchas veces están hechos por hombre para el uso de otros hombres
P. El impacto no se limita a mujeres y niñas, sino también a la comunidad LGTB.
R. Las personas transgénero están entre las más afectadas, sobre todo en el ámbito de acceso a los servicios de saneamiento. Las personas de género no definido frecuentemente se ven limitadas por la segregación por género de los baños públicos, lo que puede desembocar en riesgo de exclusión, humillación y violencia. Pueden sufrir hostigamiento o evitar estas estructuras por miedo.
Algunos estudios realizados en India destacan que las personas transgénero tienen dificultad para alquilar viviendas y por eso muchas veces se ven obligadas a vivir en zonas con escaso acceso a instalaciones de agua y saneamiento.
P. Para acabar con la práctica de la defecación al aire libre en algunos países, por ejemplo en determinadas zonas de la India, se está optando por soluciones que obligan a las personas a dejar de hacerlo. ¿Considera que es una solución viable?
R. En India, unas 700 millones de personas, la mitad de los habitantes del país, defecan al aire libre, lo que supone el 70% de toda la población mundial que sigue esta práctica. Si India consigue avanzar en esto, impactará en las estadísticas globales de una forma impresionante. El gobierno cuenta con un programa muy interesante para construir letrinas, pero no es suficiente, también se necesita sensibilización. Por ejemplo, en Tayikistán o en Botsuana, hay una parte de la población que, aunque tenga letrinas en su comunidad, prefiere defecar al aire libre, porque es parte de su tradición.
Cuando hablamos de derecho humano al agua y al saneamiento, al disponer de infraestructuras solo se alcanza una de las dimensiones, que es la disponibilidad. Hay que pensar también en la accesibilidad, la asequibilidad, el precio, la calidad y la aceptabilidad. En el caso del saneamiento, además, hay que tener en cuenta privacidad y dignidad, de las mujeres sobre todo. Centrarse en la infraestructura sin considerar las otras dimensiones es un problema crónico en este campo.
El acceso a agua y saneamiento no se está abordando dentro de la crisis de los refugiados como se debería
P. Hay estudios que sostienen que la escasez de agua y el cambio climático pueden incrementar los riesgos de inestabilidad y conflictos. ¿Cuál es, por ejemplo, el impacto del conflicto sirio y de la crisis de los refugiados sobre el equilibrio hídrico de la región?
R. En Siria hay muchas violaciones de los derechos humanos, no solamente de agua y saneamiento. Estamos constantemente intentando llamar la atención sobre estos abusos. Creo que esta perspectiva no se está abordando dentro de la crisis de los refugiados como se debería, sobre todo desde el punto de vista del acceso a agua y saneamiento. El caso de los refugiados está impactando muy fuertemente no solo en la región, sino también en varios países de Europa, lo que supone un problema muy serio.
P. ¿Cree que se ha superado la visión de que el acceso al agua implica la gratuidad de los servicios?
R. Pensar que el derecho al agua significa acceso a un servicio gratuito es una interpretación equivocada y ya está relativamente superada. Es necesario que se cobre, aunque las tarifas no pueden ser muy elevadas. Esta asociación de conceptos fue muy fuerte en 2008, cuando se intentó abordar por primera vez una resolución en la Asamblea General de las Naciones Unidas para reconocer explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento y después en 2010, cuando finalmente se aprobó. Algunos gobiernos mantenían que no podían apoyar la resolución, porque estaban en contra de cobrar por el agua, pero ahora al menos los ejecutivos y los prestadores de servicios han abandonado este enfoque.
P. ¿El nombramiento de un negacionista del cambio climático para liderar la agencia medioambiental de Estados Unidos es una amenaza para lograr los objetivos del Acuerdo de París?
R. Representa un peligro grandísimo. Necesitamos el apoyo de EE UU para todos los temas ambientales. Tenemos que cumplir los compromisos y será necesaria una presión internacional muy fuerte para que esto no provoque retrocesos. Los gobiernos populistas constituyen hoy la principal amenaza para el cumplimiento de los derechos humanos.
P. ¿Es posible crear ciudades sostenibles desde el punto de vista del agua o la población tendrá que adaptarse a un suministro más reducido e irregular?
R. Sí, es posible construir ciudades sostenibles. Este concepto puede variar, hay distintas definiciones. Hay que priorizar el acceso de las personas, que representa menos del 10% del uso del agua a escala global. Si priorizamos este aspecto, estaremos en el buen camino.
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