Piden a Máxima de Holanda que renuncie a ser argentina
El partido cristianodemócrata cree que la reina holandesa debe de tener una sola nacionalidad
Los reyes Guillermo y Máxima de Holanda no votarán en las elecciones generales que se celebran este miércoles en su país. Tampoco lo hará la hoy princesa Beatriz, madre del actual soberano. No han perdido el derecho al sufragio; prefieren ser imparciales. Pero como la identidad y la integración han dominado la campaña, el partido cristianodemócrata ha sugerido que Máxima, nacida en Argentina y con doble pasaporte, devuelva el de su tierra natal. Sybrand Buma, líder de la agrupación, reconoce que algunos países, como Marruecos, Turquía y la propia Argentina, no permiten la pérdida de nacionalidad a los allí nacidos. Sin embargo, le parece que todos los holandeses deben disponer solo de uno: el de los Países Bajos.
Máxima obtuvo el pasaporte holandés antes de contraer matrimonio en 2002, y ha aprovechado su condición de holandesa de origen argentino para llamar la atención sobre la necesidad de integrarse. Buma, que ha visto cómo los sondeos sitúan a su partido en tercer lugar —por detrás de los liberales de derecha del actual primer ministro, Mark Rutte, y del líder eurófobo y antimusulmán, Geert Wilders—, ha querido apuntarse un tanto. Pero su colega de Hacienda le ha llamado de inmediato la atención. “Hay 1,3 millones de holandeses con doble pasaporte y la mitad son europeos. Muchos otros ni siquiera lo han pedido [como en el caso de los de origen turco o marroquí nacidos en suelo holandés]. ¿Qué quiere Buma solucionar con esto?”, ha dicho.
La Casa Real guarda silencio, pero la doble nacionalidad de Máxima ya es un ejemplo de integración en los libros de texto de Secundaria. En el capítulo dedicado a la población holandesa, aparece citada entre los ciudadanos de varios orígenes. Ella, porque nació fuera. Sus tres hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane, porque sus padres provienen de países distintos. Y el rey Guillermo, porque su padre era alemán.
Ella sí fue criticada antes de su boda por no abandonar el catolicismo y abrazar el credo protestante de los Orange. En la Iglesia Nueva de Ámsterdam, la ceremonia fue ecuménica y hubo también un sacerdote católico. En uno de los primeros reportajes familiares de la pareja, cuando sus hijas eran pequeñas, se la oyó cantar en español rimas infantiles. Si hubo alguna reticencia, la evidencia de las niñas hablando ambos idiomas, y las ventajas del bilingüismo, se impusieron en una sociedad acostumbrada al buen manejo de otras lenguas.
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