Glamour
El estilo se tiene o no se tiene... y no depende de la fama ni de los ropajes y adornos por caros que sean
Glamour, palabra dantesca, pero ya que se usa vamos allá… ¿Saben qué es glamour? Glamour es vestir un jersey con camiseta por debajo y que vayas como un príncipe, si asumimos —mucho asumir— que los príncipes tengan de eso. Viajar dentro de unos vaqueros, unas zapatillas y una cazadora abierta y que la gente diga para sus adentros: “Por qué yo no seré así”. Le glamour es apartarse con dos dedos el leve mechón de pelo cuando cruza la puerta del cole donde acaba de dejar a los nenes. Una forma de girar el cuello, una forma de andar, una forma de ser, una forma de autolimitarse ante el riesgo de decir demasiadas tonterías. Se llama estilo.
¿Tiene de eso Kim Kardashian? ¿Taylor Swift? ¿La Pedroche? ¿Cristiano Ronaldo, Dani Alves y toda esa inacabable legión de futbolistas que deambulan por los aeropuertos embutidos en vestimentas estrechas de aire circense? Y así se va educando el personal, sobre todo el más joven: en la creencia de que eso es tener estilo. ¿Lo tienen esas ninfas y esos faunos que cruzan cada mayo la alfombra roja de Cannes con aires de estar tomando Constantinopla? ¿Sí? ¿Por llevar un dolcegabanna o un chopard? ¿Son glamour esas señoras y esos señores que posan descalzos (con pies feísimos a menudo, por cierto) mientras enseñan sus casoplones en esa revista en la que usted está pensando?
Xabi Alonso y su esposa, Nagore Aramburu, se vienen a vivir a Madrid. Pero ustedes les verán lo justo en el papel cuché. Eso es glamour.
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