¿Dejaremos que la historia se repita?
El otro día un amigo y yo comentamos sobre cómo había sido posible el ascenso de populismos al poder, tales como el de Hitler o Mussolini. Gente que, sin proponer nada específico, enardecía a las masas con ideas vagas como devolver la grandeza a su pueblo. Pues bien, hace unos días, en Francia, François Fillon, candidato a la presidencia, convocó alrededor de 200.000 personas y habló de teorías conspiratorias, de un intento de alejarle de la candidatura. No hizo referencia a ninguno de los delitos de los que se le acusa ni especificó quién conspira contra él; solo instó al pueblo a revelarse contra la justicia y contra los otros líderes de su partido. Buscó más apelar al sentimiento que a la razón ¿Les recuerda a alguien?— Borja Lantero Sarasola. Madrid.
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