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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oxígeno exportador

A pesar de los buenos resultados los responsables del comercio exterior español deberían hacer un esfuerzo para incentivar las ventas

Un camión transporta un contenedor en el puerto de importaciones de Tokio-
Un camión transporta un contenedor en el puerto de importaciones de Tokio-FRANCK ROBICHON (EFE)

El crecimiento de las exportaciones durante el ejercicio de 2016 —crecieron el 1,7%, por delante de Alemania, hasta alcanzar los 254.000 millones de euros— tiene una primera interpretación que, sin duda, es muy favorable: las empresas españolas se han adaptado bien a las condiciones de los mercados internacionales después de la crisis financiera, la recesión y la incertidumbre actual. Mantener la cuota de mercado nacional en el comercio mundial es una buena noticia, acompañada por una disminución del déficit comercial del 22%.

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Ahora bien, el análisis útil para la toma de decisiones políticas y económicas debe incluir otros parámetros. Se trata de explicar las causas de este buen año exportador. Las autoridades económicas deberían tomar nota de que las empresas han mantenido la cuota de mercado por el procedimiento de reducir los precios. España mantiene la cuota gracias a sus precios competitivos (a la baja). Tengamos en cuenta, además, el descenso en la cotización del euro, que probablemente ya ha tocado suelo. Y, por último, hay una explicación estadística: las exportaciones españolas han aumentado menos que en otros ejercicios, pero en un contexto de desaceleración mundial muy acusado.

Todo esto deberían tener en cuenta los responsables de comercio exterior. La mejora es muy significativa pero, por lo dicho, relativa. Lo que se espera para 2017 es, principalmente, el efecto Trump, es decir, una desaceleración más aguda del comercio mundial. En ese contexto, los responsables del comercio exterior español deberían hacer un esfuerzo para incentivar las ventas en el exterior. Porque lo que se avecina es un empeoramiento objetivo del déficit comercial, debido no sólo a la relativa estabilización del euro, sino, sobre todo, al encarecimiento del precio del petróleo. El tiempo de reducir el déficit por el abaratamiento del precio del crudo ha pasado.

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