Supéralo: 'Blade runner' no es para tanto y podemos demostrarlo
Uno de los mitos más sobrevalorados de la historia del cine reciente. Aprovechamos la secuela de la película 'Blade Runner 2049' que dirigirá Denis Vileneuve para desmontarlo
Hoy vamos a jugar en las grandes ligas. La ciencia ficción de culto se encuentra entre las mentiras más radicales de nuestros días. Dentro de este selecto grupo está Blade runner, ejemplo perfecto de patrimonio intocable de la humanidad. ¿Conoce usted a alguien que no hable de ella con admiración y respeto? Nosotros, como buenos haters, vamos a desmontar uno de los mitos más sobrevalorados de la historia reciente. Prepare sus defensas, mantenga la calma, y proceda a "retirar" a todos estos replicantes del pensamiento único.
1 Obligados a adorarla
A todo el mundo le tiene que gustar Blade runner, incluso sin haberla visto. "Cada vez que vemos un plano con Harrison Ford corriendo entre niebla, humo y neones publicitarios, se nos tiene que caer la boca al suelo y estamos obligados a decir eso de "qué adelantados a su tiempo". No hay lugar para la crítica. Si a Blade runner le quitas el barrio chino, la niebla y las luces indirectas se queda en un escenario de cartón piedra con unos personajes muy poco trabajados y unas actuaciones más efectistas que emocionales. Los cazafantasmas tenía mejores efectos especiales y no nos la tomamos tan en serio.
2. Idioteces a las puertas de Tannhäuser
Una sociedad absurda repite cosas absurdas. "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser". Esta coletilla improvisada por un actor en un momento de enajenación mental se ha convertido en un tótem de la ciencia ficción y no tiene ningún sentido. Ninguno. El bueno de Rutger Hauer, el replicante rubiazo, todavía se debe partir de risa todas las mañanas pensando que su diarrea mental tras una probable resaca se ha convertido en el padre nuestro de una generación sci-fi que se lo traga todo. La frase acaba con aquello de las lágrimas en la lluvia, que bien podría ser la poesía de carpeta de un chaval de secundaria.
3 Una película, ¿siete versiones?
La multitud de versiones de Blade runner destapa uno de los timos más gordos de la industria del cine. Hay versión del estreno, del preview de San Diego, del montaje de culto cultísimo que solo han visto unos elegidos… así hasta siete u ocho, según la mitología. Lo interesante y tramposo es que Ridley Scott ha ido cambiando el guión de la película según ha pasado tiempo. El estreno de 1982 acababa con un final abierto, que es lo que se dice cuando el director no tiene ni idea de cómo calzar su guión megalómano. Al cabo de los años se le ocurrió la brillante idea de que Deckard podría ser replicante y metió el sueño del unicornio como un acto de genialidad que ya había previsto. La última versión, de 2007, es la "película que siempre quiso hacer", una manera muy bonita de decir que todo lo anterior era cuestionable.
4 Segundas partes siempre fueron vanidad
Cuando ya creíamos que el hype de la película había pasado, tenemos que soportar Blade Runner 2049 y todo el vertedero de información que va a traer consigo. Para un hater no hay nada más sencillo que desmontar una secuela, ya que se basa en tres principios básicos: falta de ideas, hacer caja y apelar a la vanidad de los nuevos directores que se atreven a profanar a sus ídolos cinematográficos. A Denis Villeneuve le puede pasar lo que a J.J. Abrams: convertir un universo original en una dinastía Disney. Para darle el punto moderno, la elección de Ryan Gosling es tan evidente que asusta y la vuelta de Harrison Ford es sinónimo de mala idea. Fulminó la saga de Indiana Jones, se cargó lo poco que quedaba de Star wars y volverá a reventar el bluff de Blade runner en 2017. Hay que saber retirarse a tiempo.
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