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Porque lo digo yo
Columna
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Mala gente que camina

Odiador es una palabra que no figura en el María Moliner pero ya tiene entrada en Wikipedia

Dani Rovira, en la entrega de los premios Goya en 2015.
Dani Rovira, en la entrega de los premios Goya en 2015. Cordon Press

Los odiadores que se agazapan en las redes sociales tienen algunas fechas subrayadas en el calendario. Una es la noche de los Goya. El cine español que no ven les repugna, pero no se pierden una gala con la que se ponen las botas.

Odiador es una palabra que no figura en el María Moliner, pero ya tiene entrada en Wikipedia. El odiador está a la que salta para insultar, difamar, denigrar. Cada mañana se despierta con una obsesión: hacer daño. Es su gran ilusión de todos los días, con dos cojones. La muerte de Bimba Bosé ha sido uno de los últimos episodios que nos ha recordado cómo se las gasta esta banda de psicópatas.

Los odiadores necesitan crear sus odiados favoritos: a por ellos, hagan lo que hagan. Fernando Savater sostiene que, al contrario que algunos amigos, los enemigos nunca fallan, siempre están ahí. Los odiadores también son de una fidelidad de hierro.

Muchas de sus víctimas las encuentran en el mundo de la cultura, y de un modo muy especial, entre los cómicos y cineastas. Ray Loriga cree que si no te han insultado en Internet no eres nadie. Fernando Fernán-Gómez decía: “La gente nos tiene manía porque piensan que nos lo pasamos muy bien y nos liamos unos con otros. Pues tienen razón”.

Los odiadores son poquitos. Pero nos mantienen en vilo e intimidan: ya conozco a algunos que se reprimen en hacer o decir lo que les apetecería por no aguantarlos. Esa, la autocensura que provocan, es su gran victoria.

“Mala gente que camina y va apestando la tierra”. Ese verso lo escribió Antonio Machado en 1903. Pero hay que ver qué bien se mantiene.

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