La camarilla de Trump
El presidente gobierna a golpe de impulsos basados en prejuicios ideológicos y odios raciales y religiosos
La destitución fulminante de la fiscal general de Estados Unidos, Sally Yates, después de que esta se negara a defender ante los tribunales el polémico y seguramente inconstitucional veto de Donald Trump a la entrada en el país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana demuestra hasta qué punto el Gobierno ha quedado en manos de un presidente que, rodeado de una camarilla de extremistas, gobierna a golpe de impulsos basados en prejuicios ideológicos y odios raciales y religiosos. Algo que ha hecho saltar las alarmas tanto en el interior de EE UU como en el exterior. Ayer mismo, el jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, definió a Trump como una “amenaza exterior”. Urge que Europa muestre su unidad
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Se trata de una situación inédita que amenaza el mismo funcionamiento de la democracia estadounidense. De acuerdo con los testimonios que llegan desde el interior de la misma Administración de Trump, el cierre de fronteras no fue ni siquiera consultado con los miembros clave del Gabinete. Trump gobierna de una forma absolutamente irregular, saltándose todos los procedimientos que tienen como misión que se respeten las leyes.
Entre las irregularidades más alarmantes, el nuevo presidente ha incorporado a su controvertido exdirector de campaña, asesor personal y director de medios de la extrema derecha, Stephen Bannon, a las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional. Un hecho sin precedentes en las Administraciones de Barack Obama y George W. Bush, cuyos asesores tenían prohibido asistir a esas reuniones para evitar cualquier interferencia ideológica en el asesoramiento al presidente en materias de seguridad nacional. En apenas una semana Trump ha mostrado su intención de convertir la bicentenaria presidencia de EE UU en un centro de poder que pretende situarse al margen de su propio Gabinete, la Administración y los derechos de los estadounidenses. Esperemos que no lo consiga.
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