El sueño del favorito
Una parte de los partidos que en los próximos meses pasen por congresos y primarias harán algo más que elegir liderazgo y distribuir poder interno
La vida interna de los partidos ha ganado estatus en el panorama político. Hubo un tiempo en el que el trasiego orgánico, las luchas de poder interno o las refundaciones con divorcio de siglas aburrían a muchos. Pero ahora el tema ya no es pasto exclusivo de activistas. Ignorar lo que está ocurriendo dentro de los partidos, aquí o en Europa, significa renunciar a pistas valiosas, por escasas, para comprender el devenir de un tiempo político lleno de incertidumbre.
Así, una parte de los partidos que en los próximos meses pasen por congresos y primarias harán algo más que elegir liderazgo y distribuir poder interno. Estarán redibujándose ideológicamente para definir qué quieren ser en el particular escenario político que la ola de descontento ciudadano haya dejado en su país. Los equilibrios internos irán marcando la dimensión de la fractura en la izquierda tradicional, la permeabilidad del discurso populista en la derecha y el grado de distanciamiento de los nuevos partidos con el tipo de votante que un día les encumbró.
Muchas formaciones pasarán por esos procesos alardeando de democracia interna. Algunos dirigentes cultivarán el apoyo de las bases replicando la fractura élites-ciudadanía en su visión de las relaciones entre el aparato y la militancia. Un canto a la democracia interna que, en realidad, sirve de muleta para líderes. Las primarias abiertas también lo han sido, pues abrir los partidos al simpatizante ha permitido reforzar la autonomía de los dirigentes respecto a los cuadros medios, asegurando una orientación política del partido más moderada, más cercana a las posiciones del votante y menos a las de la militancia, desdibujando el papel de esta última.
Sin embargo, hoy en día, permitir la participación de los simpatizantes ya no es garantía de previsibilidad ni de moderación. Y la militancia parece querer reivindicarse rebelándose frente a los candidatos establecidos. Es el factor sorpresa trasladado a la sección de líderes. Es el liderazgo inesperado que puede turbar el sueño de quienes, como Manuel Valls, partan en las elecciones primarias como favoritos.
@sandraleon_
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