Más diversidad, pero misma talla
Un informe sobre la moda desvela una leve evolución en los tipos de maniquís
La moda abre su mirada. Se ha empezado a notar en las pasarelas y sobre todo en las portadas de las revistas. El foro The Fashion Spot acaba de publicar su informe anual sobre la diversidad en las portadas de moda de las revistas internacionales en 2016 y los números son esperanzadores. Internet, donde las usuarias se han hecho oír, ha sido clave para expresar la necesidad de que todas las mujeres se sientan representadas en los medios dedicados a ellas. A pesar de ello, todavía perdura la hegemonía del modelo de la mujer blanca, delgada y joven.
Tras analizar un total de 679 portadas de 48 publicaciones de moda internacionales, The Fashion Spot concluye que ha sido la diversidad racial la que ha ganado más enteros respecto al año anterior. En 2016, un 29 % de las modelos de portada eran chicas no caucásicas, un incremento del 6,2 % respecto a 2015 y de un nada desdeñable 11,6 % desde 2014. Vogue India y Vogue Taiwan han sido las cabeceras más abiertas a la diversidad. También ha dado ejemplo la revista Teen Vogue, que tras un fatídico 2014 en el que apostó solo por la piel blanca, colocó en portada a Amandla Stenberg, Willow Smith, Zoe Kravitz, Gabby Douglas y Simone Biles. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer. En revistas influyentes como Love Magazine, título de Condé Nast capitaneado por Katie Grand, la diversidad brilla por su ausencia. No ha incluido una modelo que no sea blanca en los últimos tres años. No es la única: Vogue Alemania, Vogue Holanda, Vogue Rusia, la edición estadounidense de Harper’s Bazaar y Porter solo han puesto en portada a modelos blancas y talla S en 2016.
Las maniquís de otras razas siguen siendo minoría en una industria que muchos han tildado de racista. En 1964, Donya Luna fue la primera modelo negra en aparecer en la portada del Vogue de Gran Bretaña. Ocho años después, Beverly Johnson tuvo el honor de convertirse en la primera en hacerlo en Vogue América. Pero estas portadas fueron excepciones durante décadas. De hecho, en el Vogue inglés de Alexandra Shulman, que hace poco se quejaba del poco apoyo que había recibido al poner en portada a la oronda Ashley Graham, es otra de las publicaciones que suspende. Rihanna fue la única persona no blanca en aparecer en su portada y en 2015 la supermodelo Jordan Dunn rompía una sequía de dos años.
Desigualdad
Las tops Iman y Naomi Campbell junto a la activista Bethann Hardison lanzaron en 2014 la campaña Balance Diversity con el objetivo de luchar por esta desigualdad. Campbell sigue peleando: “Para mí nunca acaba. No es una lucha; es una conversación en la que hay que recordar de forma constante a la gente de que la diversidad es bonita y que debe existir, así como la igualdad de oportunidades”, explicaba a Time.
Pero mientras la moda empieza a abrazar la diversidad racial, la de tallas o de edad es más anecdótica. De las 679 apariciones de portada, solo 6, un 0,9% fueron protagonizadas por mujeres con una talla L o superior. Respecto a la edad, fue menos implacable, y mujeres de 50 o más edad aparecieron en 34 de las portadas testadas.
La responsable de la agencia Blow Models, Natalia Fabregas, en cambio, cree que en España la industria editorial sigue siendo muy conservadora en cuanto a raza y tipo. Siguen triunfando las rubias con ojos azules pero se muestra más abierta respecto a la edad: “Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que crece la demanda de modelos de 30 a 50, incluso de 60 años. Antes una modelo a partir de los 30 se tenía que retirar”.
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