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Cómo sobrevivir a ser la hija de Lenny Kravitz

Zoë, tras una difícil adolescencia, triunfa como modelo, cantante y actriz

Zoë Kravitz, en el último festival de Cannes.
Zoë Kravitz, en el último festival de Cannes.Cordon Press

Para Zoë Kravitz, de 27 años, todo fue bastante fácil al principio. Lo admite sin tapujos. Hija de la estrella del rock, Lenny Kravitz, y de la actriz Lisa Bonet, ha seguido los pasos de ambos, combinando la interpretación y la música desde muy pequeña. Sus abuelos le pagaban un dólar cada vez que les cantaba Grease o El mago de Oz, cuenta siempre, y a los 16 años se estrenaba en el cine como canguro de Catherine Zeta-Jones en Sin reservas.

“Conseguir un agente a los 15 años y las primeras audiciones fue muy sencillo, todos querían ver cómo era yo. Pero lo difícil fue continuar”, dice Kravitz, porque el apellido a veces también puede ser un obstáculo. “No todo el mundo quiere tener a la hija del Lenny Kravitz”, asegura. Sumado a que ella nunca ha estado dispuesta a aceptar cualquier tipo de papel. “Como mujer y como mujer negra en esta industria, lees una y otra vez el mismo guión, los mismos personajes estereotipados, y yo no me veo en esas películas. No veo a las mujeres que conozco, no entiendo el humor, no me parece real”, confesaba el pasado mayo en el Festival de Cannes, donde estrenó Mad Max: Furia en la carretera y Dope. La primera es una película de aventuras y la segunda, que estrena ahora en España, es una historia con la que podía identificarse sobre un grupo de jóvenes negros intentando, precisamente, romper esos límites.

Zoë tuvo una adolescencia difícil y sufrió trastornos alimenticios que ha arrastrado hasta hace un par de años. “Durante un tiempo me maltraté porque estaba convencida de que no iba a conseguir ningún papel. O estaban escritos para mujeres blancas o los rechazaba porque retrataban a mujeres negras cliché”.

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Sus inseguridades también tenían que ver con que su madre sea “una mujer tan guapa” y su padre “saliera con supermodelos”, confiesa. “No me molesta que me comparen con ellos o que me llamen ‘hija de”, dice. “Es un cumplido. Los dos han luchado mucho por lo que han conseguido y me han enseñado a ser una persona porque quien eres como ser humano dicta cómo responderás ante la fama”.

Después de Dope, estrenará la tercera parte de la saga Divergente y Viena and The Fantomes con Dakota Fanning. Además, sigue tocando “casi a diario” con su grupo Lolawolf con que el que fue telonera de Miley Cyrus y Lilly Allen. Y hace sus pinitos en la moda: creó una colección para Swarovski, ha desfilado para Balenciaga y ha sido imagen de Vera Wang y Alexander Wang.

La interpretación y la música son su único plan de vida y, por ello, está desarrollando sus propios proyectos. “Ahora se habla mucho sobre mujeres en Hollywood, pero si queremos que haya un cambio, tenemos que empezar a escribir, producir y dirigir. No podemos esperar a que los hombres lo hagan por nosotras, no podemos esperar que nos representen bien”.

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