Los cinco grandes problemas de muchas ciudades contemporáneas
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1- La gentrificación:
La mejora de los centros urbanos tiene un problema, resulta en un encarecimiento inmediato del barrio arreglado. Eso termina implicando el desplazamiento de los vecinos más pobres por la llegada de otros, con más medios, capaces de pagar la subida de los alquileres y con ganas de instalarse en el nuevo barrio-viejo céntrico pero recuperado. Esto se llama gentrificación. Se trata de la ley de la oferta y la demanda en estado puro, cierto. Pero las consecuencias son para todos. No sólo para los desplazados ni sólo para los que no pueden pagar el alquiler en su barrio de toda la vida. Una zona urbana donde sólo vive un tipo de gente no es una ciudad. Es un barrio dormitorio. La mezcla hace posible que unos vendan y otros compren, que unos cojan el metro a primera hora y otros a última. Que unos compren por la mañana y otros apuren en el bar hasta la madrugada. Es la mezcla de gente diversa lo que mantiene vivas las ciudades. Con todos los ciudadanos con ingresos, horarios y gustos parecidos el barrio desaparece. O… se convierte en un escenario dedicado casi exclusivamente a recibir a los turistas. Es decir: la perdemos todos.
2-La ciudad en venta:
Comodificación es la palabra que define la arquitectura levantada no como servicio sino como bien de inversión
El rascacielos One 57th Street de Nueva York fue diseñado por el Pritzker francés Christian de Portzamparc. Tiene vistas sobre Central Park (de principio a fin). El edificio en sí es más insignificante que lo que podría esperarse. Por eso puede que hasta sea razonable que su ático se vendiese como, en su momento, el piso más caro del mundo. Sin embargo, lo más relevante de ese piso no son sus vistas ni su arquitecto galáctico. Lo más relevante es que no se vendió para que nadie disfrutara de las vistas. Se vendió para permanecer vacío. Es la arquitectura como bien de inversión. Y está consumiendo el corazón de las ciudades más conocidas.
One Hyde Park Corner, en Londres, de Richard Rogers & Ass corrió la misma suerte. Atención al nombre lo de ser el primero -generalmente en precio- lo anuncian desde la propia numeración de la calles, una ubicación irrepetible, como si alguna no lo fuera. Estos inmuebles también fueron, en su momento, la propiedad más cara de Londres. Poco importó el pasado socialista de Richard Rogers y su defensa de la ciudad mediterránea con espacio público. Ese espacio público termina por vaciarse cuando nadie puede vivir en la zona, cuando nadie va a comprar a los comercios, estos cierran. Cierran o se preparan para vender lo que quieren comprar los turistas. La ciudad se convierte en escenografía.
3- El coche, un medio de transporte del pasado.
La arquitecta irlandesa, que llegó a presidir el RIBA británico, Angela Brady, lo decía la semana pasada en las páginas de cultura de El País: "Tenemos que dejar el coche en el siglo XXI".
Si no bastan los argumentos de las horas empleadas en el transporte pensémoslo de nuevo sin medios para pagar por ese transporte. Si no tenemos bastante con que la OMS reconozca que el gasoil es una de las causas directas del cáncer y si no nos molesta de acatar los peligros de respirar aire contaminado puede que nos resistamos a dejar de utilizar el transporte individual. Pero su precio y todo lo que lo rodea aumentará y puede que llegue un momento en que no haya dinero público para mantener las carreteras o para los problemas de salud pública que causa no caminar y respirar aire contaminado. Podemos no querer verlo. Pero está ahí, multiplicándose exponencialmente. Es necesario buscar alternativa al coche en la ciudad. Y al coche para llegar a la ciudad. También el urbanismo del siglo XXI tenderá a la consolidación y densificación de los ensanches urbanos si es que decide abandonar la mera especulación.
4-Pérdida de identidad o museificación
La ciudad convertida en escenografía, o preparada para recibir a los turistas -a nosotros mismos cuando somos turistas-, tiene un gran problema además de todos los que revela (gentrificación y comodificación) y es que no es creíble. Llega un momento en que cansa. Visitamos Las Vegas por la locura que supone reencontrarte con Venecia, la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad en el desierto. Pero qué haces el segundo día: ¿apostar? ¿beber más? Lo que no es real termina por desvanecerse. En términos urbanos son los ciudadanos los que construyen las ciudades, tanto o más que los edificios. Por eso que en Barcelona se construyera un Café Torino tras haber despreciado el verdadero Café Torino fue una broma con fecha de caducidad.
5-Falta de convivencia y guetificación
Al final, es la falta de mezcla lo que genera que los barrios rompan, en lugar de unir, la ciudad y a los ciudadanos. Sucede dentro de cualquier urbe. Pero se multiplica tras los muros, en los jardines comunitarios privados que producen islas urbanas con poca relación entre la metrópolis y los vecinos y, por tanto, más aisladas. Un caso extremo se dio en Seseña, donde el propio barrio demostró ser poco más que un gueto aislado de todo excepto del mayor cementerio de neumáticos que muchos vecinos conocieron cuando ardió el verano pasado.
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