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DEFENSORA DEL LECTOR
Tribuna
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El sentido de las viñetas

Algunos lectores confiesan no entender los chistes de Ros. Otros, se quejan de los mensajes políticos de los humoristas gráficos

ROS

Nacidas para romper la monotonía de la página impresa, las viñetas se han convertido con el tiempo en uno de los alicientes indiscutibles de los periódicos. EL PAÍS publica cinco diarias (cuatro en la edición impresa). Y es habitual que figuren en el listado de “lo más visto” de la sección de Opinión. La que firma Ros (Álvaro Fernández Ros, México, 1962) diseñador, dibujante y viñetista, última incorporación a este exitoso conjunto, se publica desde marzo de 2015. No todos los lectores se han acostumbrado a ella.

Recibo periódicamente mensajes que les ponen alguna pega a estos dibujos de trazo fino, sin conexión con la actualidad. Hay quien los ve faltos de gracia, “o de cualquier otro mensaje", como Manuel García Losa, que me mandó un correo hace tiempo. Pero son más numerosos los que coinciden con Sebastián de la Serna de Pedro, suscriptor de la edición impresa, que se lamenta así en un reciente mensaje: “Desde que comenzaron las viñetas de Ros podría confesar que casi nunca he entendido el contenido”. Otro lector, que envía su carta por correo postal y no la firma, adjunta en ella una de las viñetas de Ros con esta anotación: “El autor debería ‘explicarlas’ y aceptar un foro sobre sus explicaciones”.

El humor no es algo que deba explicarse, pero Ros está encantado de dar las claves de sus dibujos a los lectores de EL PAÍS, a los que envía este mensaje:

“Creo que las viñetas que hago se definen por tres principales características: son apolíticas, en el sentido de que no relatan acontecimientos de la coyuntura política; no retratan personajes de la vida pública; y son atemporales, pues no pierden vigencia o sentido si son leídas años adelante. Debo aclarar que sus influencias son de las escuelas inglesa, francesa y americana, que hoy en día se representan más claramente en la revista The New Yorker”.

"Si se explica un chiste, se marchita", opina Ros

“Ahora, en su estructura, y esto es importante también”, añade, “procuro no dejar su sentido en la superficie. No son chistes de un instante, sino en lo que yo llamaría ‘capas’ más abajo. Si no se adivina a la primera lectura, yo invitaría a los lectores a buscarlo, a releerlo, a observar detalles del dibujo. Si no se entiende un significado claro, los invito a observar y disfrutar del dibujo, de ese descanso que ofrece a la lectura que lo rodea en la página de EL PAÍS. Y los invito a leerme al día siguiente y si tampoco les es claro, me entiendan si les pido que me crean esta frase de Nietzsche en El crepúsculo de los ídolos: ‘Lo que necesita ser demostrado para ser creído no vale la pena’, que es una manera de decir que si se explica un chiste, se rompe o se marchita”.

Puede que desconcierte la falta de mensaje de los chistes de Ros, pero lo cierto es que al mismo tiempo, hay viñetas que provocan rechazo precisamente por el mensaje que contienen. Ha ocurrido con la que publicó El Roto el 25 de octubre, -en plena crisis del PSOE-, en la que el torso de Franco emergía de la tierra, rodeado de serpientes y diciendo: “Ahora me comprendéis, yo también quise evitar nuevas elecciones”. Una comparación “muy desgraciada”, para Fernando Peleato, lector de Huesca. “El Roto tiene todo el derecho a expresar su opinión, entiendo que contraria a la abstención del PSOE”, escribe este lector. “Pero comparar la situación a la de Franco es temerario y capcioso”.

Las viñetas de Forges han dado pie también a alguna queja. La más reciente, la que me envió Carlos Laredo Verdejo, lector de Madrid: “Llevo 40 años buscando y casi siempre encontrando en la viñeta humorística que EL PAÍS publica junto al editorial (Máximo, Forges…) una ilustración que me haga sonreír, para compensar la crudeza de la realidad. Pero, últimamente (…), el gran Forges se dedica, en ese espacio, a expresar sus opiniones políticas (carentes de todo interés), en vez de hacernos sonreír con su viñeta, que es lo que sabe hacer. ¿No habrá nadie en el periódico que se atreva a decirle aquello de ‘zapatero a tus zapatos’?

Antonio Fraguas. Forges, me ha remitido esta respuesta: “Ojalá los humoristas gráficos tuviéramos la virtud de poder conseguir, todos los días, una sonrisa en todos los lectores”.

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