Elaine Welteroth, la nueva Anna Wintour es todo lo contrario a ella
Dirige ‘Teen Vogue’ con un perfil y unos intereses opuestos a la gran dama de las revistas de moda
Tiene 29 años y es, por un lado, la más joven de las directoras de Condé Nast. También es la segunda afroamericana que ocupa ese cargo en el grupo editorial. Por estar al frente de la revista Teen Vogue,la californiana Elaine Welteroth podría ser considerada la heredera de Anna Wintour. Pero, curiosamente, su perfil es justamente el opuesto y su manera de entender la hermana pequeña de la revista de moda, también.
Welteroth ha llegado tan lejos en tan poco tiempo por entender la revolución desde abajo en el mundo de la moda. Se acabó el glamurcomo élite y la figura de la directora de revista como deidad. Se acabaron las gafas de sol y la intangibilidad. Que vivan el pelo revuelto, la amplia sonrisa y la oda al trabajo en equipo. Mientras Vogue impone de manera absolutista e incluso algo caciquil las tendencias desde sus páginas, esta joven sagaz decidió que su versión adolescente estaba allí para escucharlas, rescatarlas de la calle y reivindicarlas.
En Instagram, donde tiene más de 70.000 seguidores, Welteroth exhibe una imagen de chica normal, con sus rutinas de ejercicios y sus declaraciones de amor a su novio. Y basta leer sus últimos artículos para darse cuenta de que lo suyo es toda una declaración de intenciones: entrevistas con la modelo transexual Stav Strashko, un perfil de una bloguera musulmana que es una fiera con trucos de maquillaje o la musa del tinte en Corea del Sur, Irene Kim.
Cambio de paradigma
En un momento de crisis global, la moda también vive su revolución propia. Diana Vreeland pensaba que la moda era arte y sus producciones fotográficas no escatimaban en gastos. Anna Wintour entendió que era poder, colocó a Hillary Clinton en la portada de Vogue y se convirtió ella misma en el azote de la industria. Ahora, Elaine Welteroth, recogiendo simbólicamente
el testigo del fallecido fotógrafo Bill Cunningham y su ojo para los estilos callejeros, abraza el cambio de modelo
y se abre al poder del pueblo, a los blogs e Instagram. ¿Caerá guillotinada la realeza de la moda? La historia lo dirá.
Pero, sobre todo, su determinación política ha hecho que, mientras Anna Wintour ha mantenido una posición ambigua frente al presidente electo Donald Trump para no perder influencia, Teen Vogue ha salido, como buena adolescente, mucho más rebelde y contestona con un artículo titulado “¿Está Donald Trump haciendo luz de gas a Estados Unidos?”, escrito por Lauren Duca. En él se analiza a fondo el juego de medias verdades o datos distorsionados que han allanado la llegada del millonario al poder.
¿Se ha convertido Teen Vogue no solo en un medio de calidad en su género, sino en inesperado bastión del buen periodismo?, cuestionan algunos medios internacionales. Y la pregunta procede. No deja de tener lógica que, en plena crisis de la democracia, una revista dirigida al público que aún no puede votar sea la más insobornable. Y todos coinciden en atribuir el mérito a Welteroth, que, como señala el diario The Guardian, ha mandado a parte de su equipo a los asentamientos tribales a entrevistar a las millennials indias americanas o ha recopilado los tuits homófobos de políticos republicanos. Todo, sin descuidar los tutoriales de belleza.
Welteroth llegó a Nueva York hace 10 años proveniente de Newark (California), una ciudad de apenas 50.000 habitantes. Es la única de su familia que fue a la Universidad (estudió en Sacramento) y compaginó dos trabajos para ahorrar lo suficiente para ir a Nueva York, donde llegó sin contactos a una industria tan hermética como la de la moda.
La opción más evidente era Ebony, la revista de moda afroamericana, y su directora creativa, Harriet Cole, le echó el lazo nada más verla desenvolverse en una primera sesión de fotos con Michelle Obama. Cole fue la que hace unos meses le entregó el premio a la mejor directora de revista de moda en el Harlem Fashion Show. Y allí, la ahora ejecutiva de Condé Nast dijo sin ambages que la clave de su éxito han sido las noches sin dormir por un ejemplar que no sale, los batacazos y la fe en sí misma.
“Teen Vogue es una marca que entiende el poder de lo que significa para una adolescente negra ver a alguien como ella en una posición de poder”, dijo, algo especialmente importante “en un momento como este, cuando el mundo tiene el color de la injusticia social, de la violencia, de la división política”, prosiguió dando una pincelada fashion a la realidad social. ¿Será Teen Vogue la que cambie esta tendencia?
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