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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los errores de Renzi

Una reforma constitucional debe ser fruto de un amplio consenso y no de una iniciativa individual

Matteo Renzi, al reconocer su derrota.
Matteo Renzi, al reconocer su derrota.ALESSANDRO DI MEO (EFE)

La derrota del ayer dimitido primer ministro italiano, Matteo Renzi, en el referéndum constitucional celebrado el pasado domingo no debe ser considerada superficialmente como otra victoria del populismo que sumar a la lista en la que figuran el Brexit, el no al tratado de paz en Colombia o el triunfo de Donald Trump en EE UU. No hay nada peor en tiempos de incertidumbre que azuzar el temor entre la ciudadanía con razonamientos de brocha gorda.

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Renzi ha sufrido una derrota de tal calibre que aunque en los últimos meses hubiera tratado de desligar la reforma del referéndum de su futuro personal, por coherencia no ha tenido más remedio que presentar su renuncia al presidente, Sergio Mattarella. Pero esto no quita legitimidad a la necesidad —planteada por Renzi con un proyecto concreto— de una reforma constitucional en Italia. Reforma profunda de la que se viene hablando durante décadas, en concreto desde que a principios de los noventa todo el sistema político e institucional del país se viera sacudido por el gigantesco escándalo de corrupción que nació con Tangentopolis. Italia, una de las principales economías del mundo y motor importante de la Unión Europea, necesita urgentes reformas. Y esto es incuestionable.

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Sin embargo, Renzi ha cometido varios errores muy graves. En primer lugar, una reforma constitucional no puede ser una iniciativa personal sino fruto del consenso más amplio posible. El exalcalde de Florencia tenía en su contra no solo a toda la oposición, sino a una porción significativa de su propio partido. El error fue peor aún al plantear en un primer momento la votación como un plebiscito personal. No sirve de nada desdecirse después. Finalmente, no se puede confundir una reforma constitucional con un cambio de ley electoral, que es lo que verdaderamente con urgencia necesita Italia. Aún así, contra todos, Renzi obtuvo el 40,89% de los votos, porcentaje envidiable en otras circunstancias.

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