Un plan B
¿Y si mi talento es el magnicidio por invocación?, pensé. Me puse frente al espejo y empecé a repetir el nombre de…
Leo que Nico Rosberg se va a retirar de la fórmula 1 tras ganar el Mundial. La prensa anda sorprendida con la decisión de un deportista de dejarlo tras alcanzar por primera vez la cima. Pero tiene sentido. Lanzarse a ganar un segundo Mundial de lo que sea es como querer invadir un país: a ver, si ya tienes uno para qué demonios quieres otro… ¿Sabes tú lo que cuesta limpiar todo eso? Siempre pensé que el mejor director de la historia del cine es Charles Laughton. Solo dirigió una cinta, La noche del cazador, pero es la mejor que jamás se ha rodado.
Supongo que Rosberg tendrá un plan. Si vas a cambiar de carrera de golpe debe ser porque existe otra opción vital con la que supones poder alcanzar cierto éxito. De eso, aplicado a mí y mi carera, quería debatir hace un par de viernes mientras iba de cañas por Barcelona con unos amigos. Si vuelves a casa es para hablar de ti, si no qué sentido tiene. Pero me distraje y la conversación viró hacia cuando nos dio, la noche del 31 de diciembre, por jugar a aquello de apuntar en un papel 10 nombres de famosos que creíamos que iban a morir durante el año siguiente. Recordamos cómo en la cuarta edición se prohibió poner a Fidel Castro. Estaba claro que iba a palmar y se consideró doping apostar por él. Era 1999. Mientras recordábamos esto, el dirigente cubano fallecía. “Hemos matado a Fidel”, me escribía uno de los contertulios la mañana siguiente. ¿Y si mi talento es el magnicidio por invocación?, pensé. Me puse frente al espejo y empecé a repetir el nombre de…
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