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Soy peludo pero me muero de frío

Cómo proteger a gatos y perros de las bajas temperaturas

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Las temperaturas extremas, tanto las bajas como las altas, no son recomendables para la salud de los perros ni de los gatos. De hecho, los felinos, cuyos ancestros vivían originalmente en el desierto africano toleran mal el frío, porque están aclimatados a las altas temperaturas. Las personas que conviven con gatos, saben que en cuanto hay un rayo de sol o una fuente de calor, por escasa que sea, allí se coloca su gato para subir su temperatura corporal.

Es un error pensar que los gatos que sobreviven en la calle con sus propios recursos soportan bien el frío y no enferman cuando baja el termómetro. “En general son frioleros y si no están protegidos de las bajas temperaturas se pueden enfriar y presentar síntomas como: ojos llorosos, mocos o inapetencia”, explica Javier Zorriqueta, veterinario y responsable de una clínica adaptada a los gatos.

Cama gatuna protegida

Para evitar que el gato se resfríe conviene que “tenga su cama en una zona resguardada de corrientes, puede incluso ponerse dentro de una caja de cartón o en un armario donde pueda entrar y salir y esté resguardado y caliente”, comenta Zorriqueta.

La atracción que los felinos sienten hacia el calor puede resultar fatal, porque corren el riesgo de quemarse al tumbarse encima de un calefactor. "En la clínica atendemos casos de gatos que han quedado colgando de la calefacción por una pata y han tenido fracturas de los huesos de la extremidad”, advierte el veterinario. Asimismo, el pelaje de los gatos, si es abundante y está bien cepillado les ayuda a crear una capa aislante frente a las temperaturas extremas, tanto si se trata de frío como de calor.

Perros y gatos jugando en la nieve

No obstante, tienen la ventaja de no necesitar salir a la calle tres veces al día en invierno para pasear como los perros, por lo que pueden mantener más fácilmente su calor corporal en casa frente a las bajas temperaturas del exterior.

Ropa para perros contra el frío

Los perros necesitan una protección específica contra el frío para sus salidas a la calle cuando llueve, nieva o hace mucho frío. Excepto en el caso de determinados canes de pelaje abundante y tamaño grande, como un mastín, pastor alemán, terranova o de razas nórdicas (samoyedo) que están sobradamente preparados para aguantar las temperaturas invernales y las inclemencias climatológicas. Sin embargo, los perros pequeños o de escaso pelaje, como los yorkshire, aguantan peor el frío y necesitan una protección para sus paseos invernales. Las prendas impermeables y térmicas les aíslan de la humedad del suelo, del que están muy cerca al ser perros pequeñps.

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Independientemente de la raza y tamaño, “cuando se trata de un animal que está enfermo, es muy mayor o un cachorro de corta edad, conviene acortar las salidas en invierno y protegerles con alguna prenda que les ayude a mantener su calor corporal”, aconseja Juan Antonio Aguado, veterinario y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

Secarle al llegar a casa

Cuando el perro tiene colocada la cama al lado de la calefacción y sale a la calle, donde hay una gran diferencia de temperatura, porque hace mucho frío, existe un alto riesgo de que se enfríe y enferme. Por ello, conviene antes de salir a la calle asegurarse de que el animal no se encuentra en una zona de la casa demasiado caliente. De esta forma, se facilita la aclimatación a la temperatura del exterior. “La diferencia de temperatura reduce la eficacia del sistema inmunológico del perro y es más fácil que los virus afecten a su salud, como cuando contraen la tos de la perrera o traqueobronquitis infecciosa, una enfermedad poco grave, pero difícil de curar, que se previene a través de la vacunación y cuyos síntomas son: fiebre elevada, mucosidad y vómitos”, explica el veterinario Juan Antonio Aguado, que menciona otras enfermedades caninas asociadas al frío: faringitis, laringitis, bronquitis o neumonía.

La lluvia y la nieve mojan el pelaje y el cuerpo del perro y cuando se llega a casa conviene secarle bien con una toalla. Incluso, si se deja, se puede utilizar un secador para eliminar bien la humedad y evitar que se enfríe.

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