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red de expertos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La cooperación para el desarrollo, en el punto de mira

El encuentro de la Alianza para una Cooperación para el Desarrollo Eficaz es una oportunidad para rechazar la degradación de la ayuda

Un enfemero mide el perímetro braquial de un niño para saber si padece desnutrición en Mbau, RDC.
Un enfemero mide el perímetro braquial de un niño para saber si padece desnutrición en Mbau, RDC. EDUARDO SOTERAS (AFP)
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Estamos en una época de grandes convulsiones a nivel global. Como cualquier madre, me siento intranquila acerca del futuro de mis hijos. Me preocupa la repentina inestabilidad del sistema en que confiábamos para resolver disputas de manera pacífica o para preservar los derechos humanos universales.

Pero creo firmemente que nada está fuera de nuestro alcance si, como ciudadanos y ciudadanas, trabajamos juntos para conseguirlo. Pienso que estamos en un punto del camino donde debemos intentar activamente influir en los acontecimientos con el fin de fortalecer nuestras relaciones, en lugar de hacerlas trizas.

Desigualdad, cambio climático, y conflictos armados están obligando a millones de personas a abandonar sus hogares. Pero estas amenazas se están confrontando con “anti-respuestas” como el nacionalismo, el cierre de fronteras, mentiras y odio. Dentro de este discurso tan tóxico escuchamos también voces que reclaman recortar el gasto en las personas más vulnerables del planeta.

La cooperación para el desarrollo entre naciones es de vital importancia porque conforma uno de los pilares sobre los que se sustenta la paz, la prosperidad y los derechos humanos compartidos por todos y todas. La cooperación al desarrollo es uno de los antídotos contra el veneno de la xenofobia.

Durante los últimos 20 años, el mundo ha presenciado una drástica reducción de la pobreza, impulsada principalmente por el crecimiento de China, pero gracias también a esfuerzos colectivos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, la retórica y los acontecimientos recientes amenazan con detener estos avances.

En lugar de promocionar la asistencia financiera a los países en desarrollo —en un momento con la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, unos niveles galopantes de desigualdad y frente al año más caluroso del que se tiene registro—, observamos la congelación de los fondos de ayuda a nivel global, y serios recortes en un buen número de donantes tradicionales.

La ayuda se está rebajando tanto en cantidad como en calidad. Los donantes utilizan cada vez más sus fondos para promover intereses de su sector privado y, peor aún, para bloquear el acceso a sus costas a las personas que tratan de escapar de la guerra y la injusticia. Esto se opone frontalmente a lo que la ayuda debería ser: una herramienta para sacar de la pobreza a las comunidadesy para fortalecer la capacidad de los países para liderar su propio desarrollo.

Los países donantes y receptores se comprometieron en cumbres como las de París, Accra o Busan a respaldar una serie de principios relacionados con la cooperación para el desarrollo y la eficacia de la ayuda.

Pero lo cierto es que están fracasando.

Los donantes necesitan hacer más para ayudar a los países a mejorar la predictibilidad de sus presupuestos

El último informe de la Alianza Global para una Cooperación para el Desarrollo Eficaz (GPEDC por sus siglas en inglés) muestra que solo el 51% de la ayuda internacional se destina a instituciones estatales del país receptor. Esto significa que los países donantes están obviando de forma muy notoria a las mismas instituciones que ellos prometieron vigorizar.

Además, el progreso en desligar la ayuda se ha estancado desde 2009. Formalmente, los donantes todavía entregan aproximadamente el 20% de su ayuda con condiciones, y muchos donantes están enviando señales de profundizar en esta tendencia.

Es cierto que los donantes han hecho algunos avances. Han mejorado su rendición de cuentas a organismos como la Iniciativa por la Transparencia de la Ayuda Internacional. Han trabajado por poner la información a disposición del público, de forma puntual y comprehensiva, de esta forma los donantes incrementarán la legitimidad de la cooperación al desarrollo.

Sin embargo, los países donantes todavía necesitan hacer más para ayudar a los países a poner en práctica de forma eficaz esta nueva información y también mejorar la predictibilidad de sus presupuestos. Es muy difícil para un país fortalecer sus programas de desarrollo si no están seguros acerca de los recursos de que van a disponer o cuándo los van a recibir.

Creo que es particularmente necesario para un correcto desarrollo que un país cuente con una sociedad civil fuerte. Mis propios valores vitales fueron, en buena medida, moldeados por mi madre, quien apoyaba a las asociaciones de mujeres en mi pueblo. Las mujeres fueron capaces de organizarse y permanecer juntas. Lo que más me impresionó de su trabajo fue el empoderamiento para reafirmar sus derechos, y los derechos de las niñas, ya fuera para acceder a la educación o para heredar la propiedad que les correspondía.

La actividad de las ONG locales, los grupos de derechos, los movimientos feministas o los sindicatos es importante tanto para ayudar a la población local a organizarse por sí misma, como para hacer a los gobiernos y los donantes responsables del cumplimiento de sus promesas.

Sin embargo, desde 2012, 75 países han aprobado 156 leyes y normas que específicamente restringen nuestras libertades, como por ejemplo la de asociación o reunión. Este estrangulamiento del espacio civil está minando el contrato social entre la ciudadanía y los estados.

A menos que activamente cambiemos el curso de los acontecimientos nos arriesgamos a dejar a millones de familias detrás, mientras cada vez es más difícil alcanzar la seguridad económica y se deterioran la democracia y los derechos.

El Encuentro trazará el modo en que el mundo puede preservar el derecho de los países para tomar sus propias decisiones de desarrollo

Esta semana, líderes de todo el mundo se reunirán en Nairobi para debatir el futuro de la cooperación para el desarrollo en el II Encuentro de Alto Nivel de la GPEDC. Es una gran oportunidad para rechazar la degradación de la ayuda. Lo que ahí se decida puede afectar a la vida de millones de personas, para mejor o para peor.

El Encuentro trazará el modo en que el mundo puede preservar el derecho de los países para tomar sus propias decisiones de desarrollo y defenderse de los ataques de las leyes que limitan sus libertades, en especial las de mujeres y niñas.

El Encuentro marcará un antes y un después en la forma en que la cooperación para el desarrollo puede luchar contra la evasión fiscal y asegurar que las inversiones del sector privado responden a las necesidades de las poblaciones más vulnerables.

Hay mucho en juego.

Oxfam y nuestros aliados estaremos trabajando duro en este Encuentro para asegurarnos que regresamos al camino correcto por el que garantizar que todos y todas, en especial los más vulnerables, tengan la parte de prosperidad que les corresponde. La necesidad de levantarse en defensa de la justicia y la protección de los vulnerables nunca ha sido más importante que ahora.

Winnie Byanyima es directora ejecutiva de Oxfam Internacional

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