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Columna
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Ya llegó

Pocos han hablado con seriedad del nuevo totalitarismo que aprovecha las leyes de la democracia para tomar el poder y destruirla

Félix de Azúa
Silvio Berlusconi  en un partido de fútbol.
Silvio Berlusconi en un partido de fútbol. Cordon Press

Así como el siglo XX no comenzó hasta la guerra del 14, así también parece que esta vez va en serio y ha comenzado el siglo XXI. En sus orígenes debemos situar a Berlusconi, a los neonacionalistas y a la extrema derecha francesa. Luego su desarrollo ha ido mejorando los sistemas de captación de masas. Se fueron añadiendo el partido del payaso Grillo, los racistas holandeses y daneses, la xenofobia centroeuropea, los chovinistas ingleses del Brexit, los chavistas españoles, los separatistas vasco-catalanes y, finalmente, Trump.

En este crescendo con final wagneriano hay un elemento desolador. No lo hemos tomado en serio hasta que llegó la apoteosis. Cuando los judíos alemanes empezaron a inquietarse, ya era demasiado tarde. Muy pocos profesionales de la política han hablado con seriedad del nuevo totalitarismo rampante que aprovecha las leyes de la democracia para tomar el poder y destruirla. No es una payasada. Los medios para combatir lo que ya se encuentra bastante estructurado requieren estudio, resolución y fortaleza ejecutiva. Sobre todo, no negociar ni un solo privilegio más para los populistas y, a poder ser, negarles hasta el último céntimo mientras sea posible.

Esta situación no es sino el resultado de la destrucción final de los restos de Ilustración que aún quedaban en Occidente. Es ingenuo creer que el bombardeo de estupidez televisiva, irracionalidad social, estafa educativa, publicidad mendaz, corrupción y pornografía informativa no iban a tener como consecuencia esta enorme bolsa de ciudadanos sin capacidad crítica. Ahora hay que pensar cómo se vuelven a llenar con valores civilizados las conciencias barbarizadas, las cabezas huecas. Tarea que requerirá, seguramente, otro siglo de trabajo.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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