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Tren de alta velocidad al Muro de las Lamentaciones

El ministro de Transportes israelí quiere llevar al recinto sagrado la nueva línea Tel Aviv-Jerusalén

Juan Carlos Sanz
Personas rezando ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén.
Personas rezando ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. Associated Press

Se dice en la Ciudad Santa que incluso los visitantes más recalcitrantemente laicos que recorren sus milenarias calles acaban viéndose embargados por un sentimiento místico. El llamado síndrome de Jerusalén podrá alcanzarse dentro de poco con mayor rapidez. El ministro de Transportes israelí, Yisrael Katz, ha anunciado la apertura de una estación ferroviaria de alta velocidad junto al recinto histórico amurallado, cerca del Muro de las Lamentaciones. Para ello ha ordenado ampliar dos kilómetros la nueva línea rápida Tel Aviv-Jerusalén, cuya entrada en servicio está prevista para la primavera de 2018.

El tren de alta velocidad que enlazará ambas urbes en apenas media hora es un sueño largamente esperado por los miles de funcionarios y empleados que se trasladan a diario hasta Jerusalén desde el área metropolitana del centro de Israel, donde reside la mitad de los ocho millones de habitantes del país, y para los turistas que aterrizan en el aeropuerto internacional Ben Gurion, donde la línea contará con una parada. La estación término iba a estar ubicada 80 metros bajo tierra, junto al puente colgante del español Santiago Calatrava.

En un gesto que no oculta su trasfondo político en el marco del conflicto palestino, Katz pretende extender ahora el trazado más allá de la Línea Verde que dividía hasta la guerra de 1967 el Jerusalén occidental judío de la parte oriental con población palestina. Hace una semana, el Gobierno israelí protestaba enérgicamente contra una decisión de la Unesco a la que acusaba de negar la vinculación del patrimonio monumental de la Ciudad Santa con la historia del pueblo judío.

Por si hubiera alguna duda de la determinación del Ministerio de Transportes, su titular ha anunciado también la construcción de cuatro líneas de tranvía que conectarán Jerusalén con asentamientos judíos en Jerusalén Este y Cisjordania —como el de Maale Adumin, habitado por 37.000 colonos—, ocupados desde hace casi medio siglo. “No aceptaremos el argumento de una división artificial, definida como Línea Verde, para paralizar estos proyectos”, ha advertido tajante Katz.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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