Un medicamento que se llama escribir
La ilusión, cuando eres mayor, cuesta mucho encontrarla. En cambio, los achaques siempre están llamando a tu puerta. Los recuerdos se desvanecen y las ganas de jaleo menguan a toda velocidad; pero de soledad y de rutina andamos sobrados. Sentimos vértigo porque no sabemos cómo llenar nuestros días y nuestras noches; y el asunto de las pensiones nos acongoja y nos pone de los nervios. Ante este panorama, es fácil deprimirse; pero hay un remedio, un medicamento que se llama escribir; y es la cosa más maravillosa y el ejercicio mental más completo que existe.— Nieves Correas Cantos. Barcelona.
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