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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Otro estilo de vida, otra ropa

Por David Fernández Guerrero

Primer sábado de octubre. Son las siete pasadas en el Aula Ambiental Bosc Turull, un refugio natural y centro de educación ambiental situado en pleno barrio de Vallcarca (Barcelona). Varias decenas de personas se han sentado en las escalinatas de un teatro al aire libre. ¿El motivo? En unos minutos empieza Quina Tela!, espectáculo teatral que da inicio al ciclo Arrelarts.

El objetivo es tratar, de forma crítica y desenfadada, la manera en la que compramos, usamos y tiramos la ropa. De ello se encargan los actores de la compañía Xucrut, con el apoyo de la ONG Setem. El ciclo sigue los días 8, 13 y 20 de octubre con más actividades, entre ellas una sesión de poesía y la proyección de un documental. La Sociedad Catalana de Educación Ambiental, responsable del Aula Ambiental Bosc Turull, coordina el evento. Alèxia Cumplido, técnica de la organización, explica que la idea intenta acercar la idea de transformar la sociedad “a través de las artes”. “Así es más fácil emocionar” y concienciar, añade.


Empieza la función. Sin perder la sonrisa, los actores de Xucrut no dejan títere con cabeza. Desde el taller gallego que trabaja jornadas infinitas para satisfacer las necesidades de una firma de moda hasta sus equivalentes en los países asiáticos; pasando por la fiesta de acudir a tiendas con la música a todo volumen –hasta el punto de cortar la música “por respeto a los espectadores”–. Entre risa y risa, los asistentes se enfrentan a múltiples contradicciones: a esos pantalones que compramos porque nos seducen, pero que en verdad ni nos hacen falta, ni nos encajan. A ese vestido que nos llevamos a casa por autoestima. A esa prenda que nos empujan a comprar.

Tras la representación, los actores conversan con el público acerca de lo que han visto. Un espectador lamenta que la ropa se tenga que romper, y se pregunta por qué se vende tal cantidad de prendas en las tiendas. Ainhoa Roca, actriz de Xucrut Teatre, explica que “hubo un trabajo de documentación” previo a la obra. Ella y Albert Requena, co-protagonista de Quina Tela!, se informaron acerca de la situación del sector, preguntando a amistades, conocidos y gente conocedora de la industria. “El del textil siempre fue un sector durillo, pero [antes de la deslocalización] la ropa aguantaba”, reflexiona Roca.

Nada que ver con la situación actual, según ONGs como Setem: prendas producidas en masa en países asiáticos como Camboya o Bangladesh. Cadenas de subcontratación que van de las marcas de moda hasta la fabricación de ropa en un hogar de la India, pasando por fábricas cuyas trabajadoras –Tres de cada cuatro personas en el sector son mujeres, sector que emplea a 75 millones en todo el mundo– realizan jornadas de 14 horas para atender los encargos justo a tiempo de los clientes. Ropa efímera, de temporada. Piezas tejidas a muy bajo coste, y con salarios que no garantizan una vida digna. Según un documento de la Clean Clothes Campaign –alianza entre ONGs europeas y organizaciones sindicales de los países fabricantes para mejorar las condiciones de trabajo en el sector– en ningún país de la región las trabajadoras pueden alimentar a sus familias, pagar un alquiler o ir al médico, con lo que ganan.

Todo ello, en países en los que los derechos laborales no son respetados. Según el informe Moda: industria i drets laborals de Setem es habitual que las autoridades de la región dificulten la organización de sindicatos independientes. No es raro, además, que los empresarios elaboren listas de sindicalistas, para que no sean contratadas. Y, aunque las principales firmas de moda cuentan con códigos de conducta que deberían garantizar unos derechos laborales mínimos en las fábricas proveedoras, ONGs como Setem, vinculadas a la Clean Clothes Campaign, denuncian que son demasiado débiles.

¿Hay alternativas a este modelo de producción y consumo? Requena recuerda que “el ritmo frenético de la actividad en las tiendas no deja pensar”. Induce a no reflexionar sobre lo que se compra. Dónde y cómo se ha hecho, si realmente es necesario…

Y, precisamente, el cambio puede ir en la dirección de reflexionar sobre qué prendas hacen realmente falta, según los actores. ¿Cómo? Entre artistas y público, surge una amplia variedad de alternativas: las tiendas de segunda mando de la cooperativa Roba Amiga, que reutiliza y recicla la ropa. Parecido fin tienen los establecimientos de segunda oportunidad de Oxfam Intermón, donde es posible donar prendas y comprar de segunda mano. Otras propuestas, como el centro social Can Masdeu, van un paso más allá: Roca explica que allí se puede dar y recibir vestimenta sin coste alguno, como en cualquier mercado de trueque. Alexia Cumplido, técnica de la SCEA, menciona una iniciativa parecida. Se trata de Renova la roba, proyecto liderado por asociaciones de Barcelona con el apoyo del Ayuntamiento: durante unos días al año es posible ir a “puntos de intercambio” repartidos por toda la ciudad. También están los proyectos para la producción y comercialización de prendas de comercio justo, como la colección Veraluna de Oxfam Intermón y la ropa Hecha con Amor.

Existe, además, una web que agrega estas y otras alternativas de consumo. Se trata de Pam a Pam, un “mapa que agrega alternativas de proximidad y comercio justo”, explica Xenia Domínguez, activista de Setem y responsable en Catalunya de la campaña Roba Neta. Setem y la Red de Economía Solidaria de Catalunya lideran la iniciativa.

Más allá del consumo crítico, también hay otras maneras de hacer frente al modelo de consumo y producción tradicional. Domínguez explica que Setem lidera, junto al colectivo Rets, la campaña Clean Clothes en Catalunya –Campanya Roba Neta, en catalán–. El objetivo de las ONGs que participan en la iniciativa es mostrar al público la situación en la que se encuentran las trabajadoras del sector textil, y presionar a las grandes compañías para que obliguen a sus proveedores a cambiar la situación.

Fotos: David Fernández Guerrero

Comentarios

Conocía la situación. Pero cuantas veces se describa, mejor.Un saludo

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