Un mal parche en la CNMV

Un mercado financiero no puede funcionar correctamente sin un regulador en pleno uso de sus funciones. La confianza en la transparencia y legalidad de las operaciones es crucial para los inversores. Por ello, el vacío de poder actual en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es una anomalía preocupante y uno de los costes imputables a la incapacidad política para investir a un nuevo presidente y formar Gobierno. Igual que España carece de Presupuesto porque el Gobierno “está en funciones” y pagará el coste de un año económico perdido, el regulador financiero está paralizado, sin presidente y con la amenaza de nuevas salidas de su consejo.

La presidenta saliente de la Comisión, Elvira Rodríguez, asegura que “no entiende por qué no se ha prorrogado su mandato hasta que el nuevo Gobierno designe un sucesor”. PSOE y Ciudadanos se han negado a secundar la prórroga. Hay que confiar en que sus razones sean las correctas. Los organismos reguladores en España, algunos cruciales como la CNMV, se han utilizado con frecuencia como destinos para colocar a políticos del partido sin atender a su idoneidad, preparación o compatibidad para el cargo. La CNMV, por la dificultad y especificidad de los problemas a los que tiene que hacer frente, exige que se ponga al frente a un profesional cualificado, independiente y de reconocido prestigio. No es por señalar, pero Elvira Rodríguez no reunía estas condiciones ni cuando fue nombrada ni en estos momentos.

La solución buscada para la CNMV (concentrar el poder ejecutivo en el consejo y que el máximo responsable sea el miembro de más edad, Juan Manuel Santos-Suárez) es un mal parche; pero es que mientras no haya Gobierno, casi todas las decisiones institucionales serán malos parches. El nuevo Ejecutivo, probablemente en minoría, tendrá que atender a esas condiciones de independencia, cualificación y reconocido prestigio que exige la CNMV.